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¡Bicampeón en Australia!

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 30 enero, 2012




¡Bicampeón en Australia!
Djokovic derrota a Nadal en maratónica final de casi seis horas

Los que vimos a Rafa Nadal defenderse como gato patas p’arriba en cuartos de final contra Berdych y en semifinales ante Federer, sobre todo con su revés en paralela, uno de sus puntos más fuertes en retaguardia, combinado con el gris desempeño de Djokovic y Murray en los dos primeros sets de su respectiva semifinal, le dábamos al fiero tenista de Mallorca posibilidades reales de salir con vida en la final de Australia, ante su verdugo de los últimos meses, el carismático serbio Novak Djokovic, que le ha ganado seis finales consecutivas.
Pero no fue así: ganó Novak, perdió Nadal, en una final que resultó dramática, aparte de que fue la más longeva de toda la era moderna de un Grand Slam.
Djokovic revalidó el título de Abierto de Australia al superar a Nadal en un partido épico, lleno de dramatismo, que se llevó el balcánico por 5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5) y 7-5, tras cinco horas y 53 minutos.
“Nole” ganó la final número cien del torneo, en un partido en el que hubo de todo y se presentaron varios puntos que pudieron cambiar el signo de la final. El largo juego se definió por detalles.
El español pudo llevarse el partido en el quinto set, pero un punto lo cambió todo. El balear falló un revés paralelo con toda la pista para él que hubiera supuesto el 40-15 cuando dominaba por 4-2 y Djokovic parecía hundido.
Rafa erraba su punto más fuerte.
Las sensaciones de Nadal eran mejores que las del serbio. Así lo confirmó la rotura conseguida en el quinto juego que provocó la frustración de Djokovic, quien estrelló la raqueta contra el suelo cuando se sentó en su banquillo. El número uno no lo veía nada claro.
Sin embargo Nadal comenzó a pasar por muchos problemas para mantener su servicio, perdió la iniciativa y aumentó sus errores. Del 4-2 pasó al 4-5. Pero el español apeló a su fortaleza mental y fue capaz de recuperar la agresividad del principio del partido y encadenó tres juegos para apuntarse el primer set.
Pero Djokovic no es el número uno por casualidad. Comenzó a jugar con más seguridad y redujo drásticamente sus errores. Rápido empató el juego a uno.
El arranque del tercer set fue un calco del segundo. Nadal no encontraba soluciones y Djokovic seguía muy acertado, cada vez más dentro de la pista. El serbio había alcanzado la velocidad de crucero y los fantasmas de las seis finales perdidas el año pasado por Nadal comenzaron a sobrevolar la Rod Laver Arena.
Nadal consiguió frenar el vendaval de juego de Djokovic en el cuarto set y el partido se encamino inexorablemente hacia el desempate, que fue de infarto. Djokovic saboreó el triunfo cuando sirvió para disponer de tres puntos de partido, pero Nadal es irreductible y sumó cuatro puntos consecutivos para forzar una quinta manga, lo que celebró como si hubiera ganado el partido.
El partido estaba más para Nadal, mucho más entero físicamente que su rival. A Djokovic cada vez le pesaban más las piernas en los peloteos a los que le sometía el español, que cuando logró quebrar el servicio de su rival parecía tener el partido en sus manos.
Pero Djokovic echó el resto, sacó fuerzas de flaqueza y no sólo consiguió volver a nivelar el set, sino que en el undécimo juego volvió a romper el servicio de Nadal, que también acusaba el cansancio, y sacó para ganar. El español tuvo la oportunidad de romper pero el serbio lo salvó, y cerró este duelo agónico mientras se santiguaba y daba gracias mirando al cielo.

Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net y EFE







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