Bancos centrales sacrifican independencia ante crisis
| Martes 10 febrero, 2009
Bancos centrales sacrifican independencia ante crisis
Washington- La crisis financiera global está obligando a los banqueros centrales de todo el mundo a renunciar a parte de su apreciada independencia. Recuperarla no será fácil.
En juego no solo está un principio. Durante más de un cuarto de siglo, los bancos centrales independientes han podido tomar medidas dolorosas y políticamente impopulares necesarias para controlar la inflación. Pero la peor catástrofe económica desde los años 30 no ha dejado a Ben S. Bernanke, Mervyn King, Masaaki Shirakawa y a sus colegas otra elección que la de alinear las políticas de sus instituciones con la de los líderes electos de sus países.
Como resultado, a los responsables de las políticas monetarias podría dificultárseles actuar cuando llegue el momento de empezar a absorber el dinero con el cual han inundado el mundo.
“La línea entre los bancos centrales y los Gobiernos se está difuminando”, dijo Nouriel Roubini, economista en la Universidad de Nueva York. “La inflación es el camino más fácil para los políticos, pero es peligroso”.
Los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del Grupo de los Siete debatirán qué más pueden hacer juntos cuando se reúnan el 14 de febrero en Roma. Lo que les ha llevado a este punto es el colapso de los mercados crediticios, que ha quitado a la política monetaria tradicional gran parte de su efecto.
Estados Unidos corre el riesgo de una crisis económica deflacionaria -- en la que la producción, los precios y los salarios caen -- aún después de los repetidos recortes de tipos que han llevado a los préstamos interbancarios a un día a niveles cercanos a cero. En respuesta, el presidente de la Reserva Federal Bernanke se ha unido al Tesoro de Estados Unidos para tomar medidas extraordinarias para reanimar el crédito.
Mientras tanto, King y Shirakawa, sus colegas británico y japonés, están a punto de optar por tomar el mismo camino tras pedir la autorización de sus Gobiernos para comprar valores del sector privado.
“Las autoridades monetarias y las fiscales están trabajando estrechamente”, dijo en una entrevista el ministro de Finanzas canadiense Jim Flaherty.
Aunque ello podría ser necesario ahora, podría convertirse en un problema más tarde. Algunos responsables de la Fed ya han destacado la necesidad de actuar rápidamente, una vez que se supere la crisis, para absorber todo el dinero que han inyectado en el sistema financiero. Las críticas apuntan a que la Fed y otros bancos centrales sentaron las bases de la actual crisis al no subir los tipos de interés lo suficientemente deprisa una vez se superó la recesión de 2001.
“No es posible exagerar en la importancia de hacer las cosas correctamente”, dijo el presidente del banco de la Reserva Federal de Kansas City, Thomas Hoenig, en un discurso el 7 de enero. “Algunas veces hemos sido lentos en eliminar nuestra política acomodaticia, y al hacer eso hemos invitado a la siguiente ronda de inflación, excesos y crisis”.
El Secretario del Tesoro Timothy Geithner ha expresado la preocupación contraria, advirtiendo que Japón en los años 90 y Estados Unidos en los 30 arruinaron las incipientes recuperaciones por endurecer prematuramente el crédito. Él ha prometido no repetir ese error.
Su punto de vista tiene considerable peso en la Fed. No solo es un ex presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, sino que el Tesoro está proporcionando capital inicial para muchas de las líneas crediticias que a la postre el banco central tendrá que retirar —incluyendo $20 mil millones para cubrir cualquier pérdida inicial del programa de la Fed de $200 mil millones para promover préstamos a estudiantes, pequeñas empresas y compradores de automóviles.
Washington- La crisis financiera global está obligando a los banqueros centrales de todo el mundo a renunciar a parte de su apreciada independencia. Recuperarla no será fácil.
En juego no solo está un principio. Durante más de un cuarto de siglo, los bancos centrales independientes han podido tomar medidas dolorosas y políticamente impopulares necesarias para controlar la inflación. Pero la peor catástrofe económica desde los años 30 no ha dejado a Ben S. Bernanke, Mervyn King, Masaaki Shirakawa y a sus colegas otra elección que la de alinear las políticas de sus instituciones con la de los líderes electos de sus países.
Como resultado, a los responsables de las políticas monetarias podría dificultárseles actuar cuando llegue el momento de empezar a absorber el dinero con el cual han inundado el mundo.
“La línea entre los bancos centrales y los Gobiernos se está difuminando”, dijo Nouriel Roubini, economista en la Universidad de Nueva York. “La inflación es el camino más fácil para los políticos, pero es peligroso”.
Los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del Grupo de los Siete debatirán qué más pueden hacer juntos cuando se reúnan el 14 de febrero en Roma. Lo que les ha llevado a este punto es el colapso de los mercados crediticios, que ha quitado a la política monetaria tradicional gran parte de su efecto.
Estados Unidos corre el riesgo de una crisis económica deflacionaria -- en la que la producción, los precios y los salarios caen -- aún después de los repetidos recortes de tipos que han llevado a los préstamos interbancarios a un día a niveles cercanos a cero. En respuesta, el presidente de la Reserva Federal Bernanke se ha unido al Tesoro de Estados Unidos para tomar medidas extraordinarias para reanimar el crédito.
Mientras tanto, King y Shirakawa, sus colegas británico y japonés, están a punto de optar por tomar el mismo camino tras pedir la autorización de sus Gobiernos para comprar valores del sector privado.
“Las autoridades monetarias y las fiscales están trabajando estrechamente”, dijo en una entrevista el ministro de Finanzas canadiense Jim Flaherty.
Aunque ello podría ser necesario ahora, podría convertirse en un problema más tarde. Algunos responsables de la Fed ya han destacado la necesidad de actuar rápidamente, una vez que se supere la crisis, para absorber todo el dinero que han inyectado en el sistema financiero. Las críticas apuntan a que la Fed y otros bancos centrales sentaron las bases de la actual crisis al no subir los tipos de interés lo suficientemente deprisa una vez se superó la recesión de 2001.
“No es posible exagerar en la importancia de hacer las cosas correctamente”, dijo el presidente del banco de la Reserva Federal de Kansas City, Thomas Hoenig, en un discurso el 7 de enero. “Algunas veces hemos sido lentos en eliminar nuestra política acomodaticia, y al hacer eso hemos invitado a la siguiente ronda de inflación, excesos y crisis”.
El Secretario del Tesoro Timothy Geithner ha expresado la preocupación contraria, advirtiendo que Japón en los años 90 y Estados Unidos en los 30 arruinaron las incipientes recuperaciones por endurecer prematuramente el crédito. Él ha prometido no repetir ese error.
Su punto de vista tiene considerable peso en la Fed. No solo es un ex presidente del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, sino que el Tesoro está proporcionando capital inicial para muchas de las líneas crediticias que a la postre el banco central tendrá que retirar —incluyendo $20 mil millones para cubrir cualquier pérdida inicial del programa de la Fed de $200 mil millones para promover préstamos a estudiantes, pequeñas empresas y compradores de automóviles.