Banca para el desarrollo
| Sábado 06 septiembre, 2014
Para hacer sostenible el SBD, los préstamos deben dirigirse a empresas que se encuentran operando o desean iniciar, que demuestren ser viables y factibles
Banca para el desarrollo
Después de varios años, se aprobaron en primer debate en la Asamblea Legislativa las reformas al Sistema Banca para el Desarrollo (SBD). El camino no ha sido nada fácil, discusiones y mociones demoraron su aprobación, algunas de ellas como: disminución de la pena a los bancos privados que decidan no aportar al fondo, algunos artículos que podría declarar ilegales la Sala IV, donde fue a consulta.
El Gobierno debe incentivar la producción nacional y el consumo interno a través de políticas adecuadas que promuevan la creación o fortalecimiento de las mipymes, importante sector que representa el 97% del total empresarial, contribuyen con el 30% del PIB, además generan el 50% del empleo privado; sin embargo, solamente el 8,6% de los préstamos bancarios se destina a su desarrollo.
La pobreza de un 20% se ha mantenido estable en las últimas dos décadas en nuestro país, el desempleo en 9,76% y alrededor de 336 mil ciudadanos se encuentran en extrema pobreza.
La Banca para el Desarrollo debe convertirse en una herramienta generadora de nuevos empleos y buenos empresarios, donde se pueda acceder a un crédito bancario más favorable que en la banca tradicional, con menores intereses, plazos, periodo de gracia y de un fondo de garantía, para los que carecen de ella.
Para hacer sostenible en el tiempo esta organización, los préstamos deben estar dirigidos a aquellas empresas que se encuentran operando o desean iniciar, pero que demuestren ser viables y factibles.
El objetivo es ayudar al desarrollo económico, político y social de nuestro país, por lo que se debe garantizar la solidez administrativa y financiera, a través de una gestión eficiente. En la actualidad esta excelente iniciativa acumula ¢402 mil millones de fondos provenientes del peaje bancario que se podrán utilizar, cuando sea Ley de la República.
Paralelo a lo anterior, debe existir una verdadera coordinación entre SBD y las instituciones públicas y privadas, las universidades, el INA, el sector cooperativo y los colegios técnicos que orienten sus programas con el fin de incentivar y preparar a los emprendedores/empresarios (no todos los emprendedores son empresarios) en el desarrollo de conocimientos, destrezas y habilidades para la creación de sus propios negocios o hacer sólidos los ya existentes, elementos vitales para sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo y disminuir el riesgo al fracaso.
A los empresarios objeto de crédito, se les debe facilitar una adecuada capacitación, asesoría y asistencia técnica de calidad, con profesionales experimentados, que les permita estar mejor preparados y así conducir sus negocios con las opciones que el mercado les ofrece como: industria, comercio, servicios, artesanía, agropecuaria y turismo, logrando una distribución más equitativa de la riqueza y una sociedad más justa.
José Francisco Bolaños Arquín
josebolarquin@yahoo.com