Autarquía: ¿sería mejor que un país produjera todo lo que necesita en su propio territorio en vez de importarlo?
Redacción - BBC News Mundo | Sábado 21 enero, 2023
La caída del Muro de Berlín a finales de 1989 y la eventual desintegración de la Unión Soviética, casi dos años más tarde, pusieron fin a la Guerra Fría y marcaron el comienzo de una nueva era de globalización, que dio forma a la economía de mercado moderna.
Pero en el siglo XXI, diversas crisis han puesto a prueba a este mundo interconectado.
La debacle financiera de 2008, surgida en Wall Street, se propagó por todo el mundo, llevando a algunos a cuestionar las ventajas de la interdependencia económica.
Nuevas figuras políticas como Donald Trump, en Estados Unidos, y Narendra Modri, en India, empezaron a fomentar la idea de priorizar las necesidades propias y la autosuficiencia, y en Europa, Reino Unido votó a favor del Brexit y se independizó de la Unión Europea.
Pero la estocada más fuerte contra la globalización llegó con la pandemia de coronavirus, que llevó a muchos países a cerrar no solo sus fronteras, sino también su exportación de equipos médicos, desde mascarillas hasta vacunas, esenciales para combatir el virus.
Desde entonces, la invasión rusa de Ucrania llevó a muchos países europeos a quedarse sin el gas que solían importar desde el país de Vladimir Putin, y limitó al acceso de otros a los granos ucranianos, provocando una escalada en los precios internacionales de los alimentos.
Ello ha exacerbado los llamados en muchos países para desarrollar lo que lo antiguos griegos definían como una autarquía: básicamente un sistema autosuficiente.
Pero ¿puede un país realmente depender solamente de sí mismo para subsistir? Y ¿le conviene producir todo lo que necesita en su territorio en vez de importar, aunque sea una parte?
Eso es lo que investigó el periodista Ben Chu, editor de Economía del programa BBC Newsnight, en una serie de Radio 4 llamada "¿La nueva era de la autarquía?".
Chu resaltó que los líderes de las dos principales economías del mundo, EE.UU. y China, han dado señales claras de que apuntan en esa dirección.
"El futuro de nuestra manufactura, nuestro futuro económico, las soluciones a la crisis climática, todo se hará en EE.UU.", declaró en marzo el presidente estadounidense, Joe Biden, quien, apenas asumió su cargo, lanzó una iniciativa gubernamental llamada "Made in America" (Hecho en EE.UU.)
En tanto, su par chino, Xi Jinping, lanzó su propia estrategia "Made in China" (Hecho en China), que apunta a aumentar la inversión en tecnología, y ha defendido en reiteradas ocasiones su política de "zili gengsheng", que se traduce como "autosuficiencia".
"La guerra comercial durante el gobierno de Trump hizo que China se diera cuenta de que, a menos que sea autosuficiente, si el mundo decide darle la espalda, ya sea politicamente o economicamente, no tiene una salida", señaló Cindy Yu, anfitriona del podcast "Chinese Whispers" (Susurros chinos).
¿Cómo sería un mundo menos globalizado y más autártico? ¿Traería más prosperidad?
Para analizarlo, Chu investigó las dos principales áreas en las que se busca la autosuficiencia: los alimentos y la energía.
Autoabastecimiento alimentario
Hoy casi todos los países del mundo importan parte de lo que comen, pero cada vez hay más personas que defienden la idea de consumir lo que se produce localmente. Y no solo por una cuestión de autosuficiencia.
El autoabastecimiento alimentario podría reducir las emisiones de gases dañinos para el medio ambiente y ayudar así a combatir el cambio climático, ya que se evitaría transportar alimentos desde una punta del planeta a otra.
Otro argumento a favor de una mayor autosuficiencia en la producción de alimentos es que hace que un país sea menos vulnerable si las cadenas de suministro internacionales se cortan debido al clima, la guerra o incluso accidentes, como el bloqueo del Canal de Suez ocurrido a comienzos de 2021.
"La noción de autarquía y seguridad alimentaria están arriba en la lista para el diseño de políticas en este momento", señala Tim Lang, profesor de Política Alimentaria en la Universidad de Londres.
Pero ¿puede un país que actualmente importa mucha de su comida lograr autoabastecerse?
Para averiguarlo, Chu viajó a Devon, Inglaterra, donde se producen muchos de los cultivos que alimentan a los británicos.
En la actualidad Reino Unido produce cerca de la mitad de sus alimentos e importa la otra mitad. ¿Podría producir el 100%?
"Si podemos, pero tendríamos que cambiar radicalmente nuestra dieta", le respondió Guy Singh-Watson, fundador de Riverside Organic y elegido Granjero del Año dos veces por Radio 4 de la BBC.
"La gente tendría que acostumbrarse a comer solo lo que podemos producir localmente en cada estación", afirmó. Eso significaría decirles adiós a productos que hoy forman parte de la dieta común, como por ejemplo las bananas.
"Además tendríamos que comer muchísima menos proteína animal - productos lácteos, huevos y carne-", agregó Singh-Watson.
El motivo es que mucha de la tierra para el pastoreo de animales tendría que dedicarse a los cultivos que antes se traían de afuera.
El economista Brad DeLong, autor del libro "Slouching Towards Utopia: An Economic History of the Twentieth Century" ("Encorvarse hacia la utopía: una historia económica del siglo XX") resalta que, debido a estas limitaciones, autoabastecerse no es conveniente.
"No puedes cultivar o minar todo lo que quieres dentro de tus fronteras, y, sobre todo, no puedes hacerlo de manera eficiente y barata", sostiene este defensor del libre comercio.
DeLong señala, además, que al tratar de producir todo uno mismo "estás sacrificando una enorme cantidad de ganancias potenciales a través del comercio", ya que diferentes países tienen diferentes ventajas a la hora de producir.
Otros expertos advierten que los intentos por lograr la autosuficiencia alimentaria en el pasado han tenido graves consecuencias.
Quizás dos de los casos más conocidos son los de China bajo Mao Zedong, que con su "Gran Salto Adelante" provocó una de las mayores hambrunas de la historia, que mató a millones de personas a finales de la década de 1950.
Y el de Corea del Norte, que debido a su economía cerrada tuvo períodos de escasez extrema de alimentos en la década de 1990 que mataron de inanición a unos dos millones de personas.
Ceyla Pazarbasioglu, directora de estrategia del Fondo Monetario Internacional (FMI), cree que los países deben diversificar y fortalecer sus cadenas de suministro de alimentos.
Pero advierte que los intentos de autarquía en los países más ricos pueden tener "consecuencias trágicas" sobre las naciones menos desarrolladas.
"Después de la invasión rusa de Ucrania, hemos visto a unos 30 países imponer restricciones a la exportación", señaló. "Esto ha tenido implicaciones para muchos y especialmente para los más vulnerables porque su consumo de alimentos es mucho mayor en términos de su consumo general".
Autoabastecimiento energético
Si hablamos de energía, ahí hay una mayor coincidencia entre muchos expertos de que tiene mucho sentido tratar de generar lo más posible puertas adentro.
No solo por razones de seguridad, sino porque las formas modernas de energía renovable generadas localmente, como la eólica y la solar, tienen emisiones de carbono insignificantes, a diferencia de los combustibles fósiles como el gas, el petróleo y el carbón, que en la mayoría de los casos se importan desde el exterior.
En ese sentido, el giro autárquico que está viviendo el mundo por la pospandemia y la guerra en Ucrania podría ayudar al planeta a descarbonizarse y frenar el calentamiento global.
Pero ¿es posible lograr el autoabastecimiento energético?
Para su serie, Chu investigó el potencial de Reino Unido para crear sus propias fuentes de energía.
El empresario Greg Jackson, CEO de Octopus Energy, generadora de energía tanto tradicional como renovable, aseguró que el país podría depender principalmente de energías como la eólica y la solar, algo en lo que coinciden otros expertos de ese sector.
Sin embargo, esto requeriría crear campos gigantes repletos de turbinas de viento y paneles solares, algo a lo que se oponen muchos en zonas rurales, por considerar que arruinaría el paisaje.
Josh Stratton, de JM Stratton & Co, que tiene granjas de paneles solares, reconoce que hay que tener mucho cuidado dónde se colocan.
"En las décadas de 1950 y 1960 se erigieron las grandes torres de alta tensión, y hasta el día de hoy se las ve como una cicatriz visible", señaló. "Tenemos que ser muy cuidadosos con dónde los ponemos porque no estarán colocados solo por cinco o diez años, o mientras tenemos una crisis energética".
Entonces, ¿estarán países como Reino Unido preparados para pagar el "precio visual" que se requiere para tener autosuficiencia energética?
Para Greg Jackson, muchos lo verán con mejores ojos cuando se den cuenta de que viviendo cerca de estas fuentes de energía renovables sus costos energéticos bajarían notablemente.
"Cuanto más las personas empiecen a sentir estos beneficios, más habrá un efecto bola de nieve hacia ese mundo de energías más limpias y baratas".
Sin embargo, el periodista y exfuncionario estadounidense Scott Malcomson, experto en globalización, advierte que los países no podrán lograr una verdadera autarquía energética si no son dueños de los recursos que se usan para producir esa energía.
"Si quieres lograr la autosuficiencia tienes que tener autosuficiencia de insumos. Puede ser petróleo y gas o los minerales que se necesitan para fabricar baterías en vehículos de energía limpia", afirma.
Malcomson agrega que en un mundo crecientemente autártico esos recursos podrían generar conflictos entre países, lo que pondría en riesgo no solo su seguridad sino también su prosperidad económica.
Es decir que, si bien depender de otros países para importar energía puede representar una amenaza para la seguridad nacional, garantizar el autoabastecimiento energético también puede conllevar peligros.
"Si los países lo hacen todo puertas adentro tienen más riesgos porque dentro de los países también puede haber turbulencias", agrega Ceyla Pazarbasioglu, del Fondo Monetario Internacional.
"Va a ser importante que haya un balance entre diversificar (las cadenas de suministro) y tener una mayor proporción de países que producen ciertos bienes, pero al mismo tiempo teniendo algún nivel de producción interna", aconseja.
La funcionaria también advierte sobre los riesgos de dejar atrás la globalización y la cooperación internacional en un mundo en el que muchas de las amenazas -como el cambio climático o las pandemias- son compartidas.
"Significará que habrá un mundo menos resiliente, más propenso a los shocks, y que habrá dificultades para resolver algunos de los desafíos globales que enfrentamos todos".
Las consecuencias económicas de un mundo autártico también serían negativas, asegura.
"Tendríamos productividad mucho más baja, menor crecimiento económico y estándares de vida más bajos... exactamente lo opuesto de lo que hemos ganado en el pasado gracias a la globalización".
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