Aumentan las estafas con tarjetas

La pasividad por parte de los clientes, el comercio y las entidades bancarias hace que siga subiendo en el país la cantidad de estafas cometidas con tarjetas, con lo cual el perjudicado es el tarjetahabiente. Las estadísticas indican que durante los últimos tres meses las mencionadas estafas aumentaron en un 123% en un verdadero despliegue de actividad delictiva que se lleva a cabo sin problemas puesto que las condiciones facilitan la tarea. Todo esto ocurre por ausencia de las medidas preventivas que deberían existir, a pesar de la desarticulación de dos bandas importantes en los últimos dos meses, dedicadas a realizar este tipo de estafas. Es que la mesa está servida para estos cacos. Los dueños de tarjetas las utilizan con descuido y falta de responsabilidad dejándolas olvidadas en los cajeros automáticos o en otros sitios. Por su parte, el comercio no cumple con la normativa mínima existente de pedir la cédula de identidad al portador de la tarjeta para identificar al dueño, sin sufrir ninguna consecuencia por esa falta, pues no existe castigo para quien no lo hace. La banca tampoco asume una actitud responsable, de protección a sus clientes, estableciendo protocolos como los que se aplican en otros países. Es decir, se dan las condiciones idóneas para que los delincuentes las aprovechen. Si de forma espontánea nadie está actuando con responsabilidad, es evidente que lo que urge es una legislación que incluya las penas por incumplimiento correspondientes a fin de que cada quien adopte la actitud correcta para acabar con el problema o al menos minimizarlo. Pero resulta que la normativa para esto es la gran ausente. ¿Por qué no tenemos una buena legislación al respecto si las tarjetas son el principal instrumento cotidiano de pago hoy en las compras diarias de los ciudadanos? Por su lado, los tarjetahabientes deben hacer un uso más responsable no solo procurando no dejar olvidado el plástico en ninguna parte sino también evitando perderlo de vista al momento de efectuar los pagos y exigiendo al comercio que estos se hagan frente a su mirada.

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