Augusta espera por él
Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Viernes 30 marzo, 2012
Augusta espera por él
Un Tiger Woods seguro y motivado toca las puertas del primer Grande de la temporada
El legendario Tiger Woods, parece haber llegado por fin a esa frontera imaginaria que divide sus años de gloria, de aquellos de la debacle personal y deportiva que, tras un lío de faldas, lo lanzó a un abismo en el que ha andado dando tumbos los últimos tres años.
Tiger ganó el domingo pasado el Arnold Palmer Invitational. Lo había obtenido antes en seis ocasiones, pero esta tuvo un sabor único; su primer torneo oficial en casi tres años y de cara al Master de Augusta, por lo que el Tigre tiene ante sí el camino libre para un reencuentro con su grandeza.
Ya logró meterse en el selecto grupo de los diez mejores del mundo, algo valioso si tomamos en cuenta que Woods llegó incluso a salir del top 50 del orbe.
Los comentarios que llegan del Palmer son alentadores. Tiger fue dominante de principio a fin, como el viejo Tigre, imponiendo respeto y temor entre sus rivales lo que firmó con 275 golpes, 13 bajo par, cinco mejor que el segundo, el norirlandés Graeme McDowell; suficiente como para rugir a las puertas de Augusta, que arrancará el próximo 5 de abril.
¿Habrá recuperado Tiger su principal atributo, que es su fuerza mental con la que generó el golf que marcó diferencia entre él y el resto del mundo?
Los expertos le vieron un juego más estable; los fantasmas que ha arrastrado en estos últimos años parecen haber perdido la batalla, mientras Woods termina de enterrar sus miserias y sus lesiones y tiene la oportunidad de recuperar su vida; porque su vida es el golf.
En las palabras de Woods, lo del Palmer no es casual “he trabajado mucho para esto”, dijo, y agregó que ahora está ilusionado con Augusta.
Esta “ilusión” es quizá el ingrediente moral que necesitaba el Tiger para traer a sus manos el golf que, como nadie, el exhibió por los mejores campos del mundo, pero que se fue a un segundo plano tras su derrumbe emocional el día que su vida se fue al canasto de la basura.
¿Tendremos de nuevo al viejo Woods? Eduardo Alperín, columnista de ESPN, dio a conocer en una de sus columnas el hecho de que a Tiger, las cuatro operaciones le han ido dejando una secuela de lesiones crónicas en la rodilla y aunque el columnista acepta que eso no significa el fin de la carrera del Tigre, sí asegura que este deberá medir con cuidado sus descansos entre torneos.
Lo cierto es que el triunfo de Woods echó a andar la maquinaria. La prensa especializada ya tiene tema para dos semanas, al menos, y las apuestas vuelven a erigirlo como favorito para ganar Augusta. “La armadura parece estar nuevamente en posición, y posiblemente el aura”, expresó Rupert Adams, un vocero del tomador de apuestas británico William Hill.
Aunque no obligada, la victoria en el Master de Augusta definirá si Tiger es el viejo rey que está de vuelta, o si lo del Palmer fue apenas un aviso de retorno. Verlo lanzar sus garras por el título, sería suficiente para determinar que el más grande ha vuelto.
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net
Un Tiger Woods seguro y motivado toca las puertas del primer Grande de la temporada
El legendario Tiger Woods, parece haber llegado por fin a esa frontera imaginaria que divide sus años de gloria, de aquellos de la debacle personal y deportiva que, tras un lío de faldas, lo lanzó a un abismo en el que ha andado dando tumbos los últimos tres años.
Tiger ganó el domingo pasado el Arnold Palmer Invitational. Lo había obtenido antes en seis ocasiones, pero esta tuvo un sabor único; su primer torneo oficial en casi tres años y de cara al Master de Augusta, por lo que el Tigre tiene ante sí el camino libre para un reencuentro con su grandeza.
Ya logró meterse en el selecto grupo de los diez mejores del mundo, algo valioso si tomamos en cuenta que Woods llegó incluso a salir del top 50 del orbe.
Los comentarios que llegan del Palmer son alentadores. Tiger fue dominante de principio a fin, como el viejo Tigre, imponiendo respeto y temor entre sus rivales lo que firmó con 275 golpes, 13 bajo par, cinco mejor que el segundo, el norirlandés Graeme McDowell; suficiente como para rugir a las puertas de Augusta, que arrancará el próximo 5 de abril.
¿Habrá recuperado Tiger su principal atributo, que es su fuerza mental con la que generó el golf que marcó diferencia entre él y el resto del mundo?
Los expertos le vieron un juego más estable; los fantasmas que ha arrastrado en estos últimos años parecen haber perdido la batalla, mientras Woods termina de enterrar sus miserias y sus lesiones y tiene la oportunidad de recuperar su vida; porque su vida es el golf.
En las palabras de Woods, lo del Palmer no es casual “he trabajado mucho para esto”, dijo, y agregó que ahora está ilusionado con Augusta.
Esta “ilusión” es quizá el ingrediente moral que necesitaba el Tiger para traer a sus manos el golf que, como nadie, el exhibió por los mejores campos del mundo, pero que se fue a un segundo plano tras su derrumbe emocional el día que su vida se fue al canasto de la basura.
¿Tendremos de nuevo al viejo Woods? Eduardo Alperín, columnista de ESPN, dio a conocer en una de sus columnas el hecho de que a Tiger, las cuatro operaciones le han ido dejando una secuela de lesiones crónicas en la rodilla y aunque el columnista acepta que eso no significa el fin de la carrera del Tigre, sí asegura que este deberá medir con cuidado sus descansos entre torneos.
Lo cierto es que el triunfo de Woods echó a andar la maquinaria. La prensa especializada ya tiene tema para dos semanas, al menos, y las apuestas vuelven a erigirlo como favorito para ganar Augusta. “La armadura parece estar nuevamente en posición, y posiblemente el aura”, expresó Rupert Adams, un vocero del tomador de apuestas británico William Hill.
Aunque no obligada, la victoria en el Master de Augusta definirá si Tiger es el viejo rey que está de vuelta, o si lo del Palmer fue apenas un aviso de retorno. Verlo lanzar sus garras por el título, sería suficiente para determinar que el más grande ha vuelto.
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net