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Astilleros van a la quiebra en Brasil y actividad vuelve a Asia

Bloomberg | Martes 19 julio, 2016


Día por medio, 50 trabajadores en promedio entregan sus cascos y vuelven a su casa sin empleo, según el sindicato. Bloomberg/La República


 Un astillero de Río de Janeiro, donde la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, había prometido emplear un ejército de soldadores, electricistas e ingenieros para fabricar plataformas petroleras marítimas, está prácticamente cerrado. Día por medio, 50 trabajadores en promedio entregan sus cascos y vuelven a su casa sin empleo, según el sindicato del astillero. Más de 5 mil estaban en la planta a fines de 2014, y para fines de este mes se habrán ido todos.
El astillero Inhauma es el último en sucumbir a una crisis que ha eliminado casi la mitad de los empleos del sector naval del país en los dos últimos años, dejando a las empresas en quiebra y a los acreedores sin cobrar. También representa el fracaso de los planes de Brasil de construir casi desde cero una industria de alta gama capaz de competir con los astilleros asiáticos y abastecer la expansión petrolera marítima más ambiciosa de la Tierra.
La empresa estatal Petróleo Brasileiro SA, que había acordado pagar más para hacer construir las plataformas en el país con el fin de poner en marcha la industria naval, está enviando ahora el trabajo nuevamente a Asia, lo cual pone de relieve las vulnerabilidades de un sector que depende básicamente de un solo cliente.
Petrobras extrae 90% del petróleo de Brasil, y los astilleros crecieron para responder a ambiciosos planes de expansión. Dichos planes se derrumbaron cuando el productor con sede en Río de Janeiro quedó sepultado bajo la mayor carga de deuda en el sector y se convirtió en centro de un escándalo por corrupción de amplias ramificaciones.
“Es una combinación de la crisis económica, la crisis política, los precios más bajos del petróleo, el escándalo por corrupción, todo junto”, dijo en una entrevista telefónica el líder sindical Jesús Cardoso, que presta ayuda a los trabajadores de Inhauma con sus derechos de despido.
En principio, en Inhauma se debían convertir los cascos de cuatro barcos por $1.700 millones, para luego extraer colectivamente 600 mil barriles diarios, es decir, aproximadamente la producción actual de petróleo de Brasil.
Dos fueron totalmente realizados por COSCO Shipyard Group en China, y un tercero se envió a Brasil sólo para darle los toques finales. Uno de ellos solamente, el casco para la plataforma P-74, fue convertido en Brasil, y con dos años de retraso.
Para cumplir con los planes de expansión de Petrobras, Inhauma fue totalmente reacondicionado por Enseada, una compañía de ingeniería que sufrió daños colaterales en un escándalo en curso por pagos de coimas a cambio de contratos conocido como Operación Lavado de Autos.
Los máximos responsables de Odebrecht SA, OAS SA y UTC Engenharia SA compañías que juntas controlan el 70% de Enseada fueron condenados por delitos tales como corrupción y formar un cártel. Enseada se negó a hacer comentarios acerca del contrato con Petrobras por obras en Inhauma debido a un acuerdo de confidencialidad. Petrobras no respondió a una consulta.
Nada más que en Río y sus alrededores, alrededor de diez astilleros y plantas de construcción vinculadas a éstos cerraron sus puertas, solicitaron protección por quiebra o suspendieron las operaciones conforme disminuyen las órdenes, dijo Cardoso.

 







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