Así los vimos
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 18 agosto, 2011
Así los vimos
GAPARI
Herediano
Moreira: un bomberazo que solo se explica por qué es uno de sus pocos puntos flojos, le quitó la teja al techo y se metió el aguacero; le metieron cinco y salvó tres hechos. Pudieron ser ocho.
Obando: uno de los pocos, por no decir que el único que mantuvo su ritmo de juego normal; aportó en ofensiva como lo acostumbra aunque sin acompañamiento; eso sí, en el 5-0, De Nigris lo puso a bailar con la Santanera.
Rodríguez: un partido fatal para Michael; suponemos que el error de Moreira lo desconcentró; el 2-0 fue de su responsabilidad y se cayó y naufragó como toda la retaguardia. Un juego para el olvido, igual que para sus compañeros.
Salazar: se lo tragó la delantera de los “rayados”; no dejó espacios, sino cráteres entre su posición y la de Castro y por ahí Coronas y Carreño montaron la fiesta. Pablo fue un colador tras una presentación lamentable del llamado equipo de las grandes jornadas internacionales. Al final sacó la navaja y rasuró.
Castro: el veterano carrilero izquierdo se hundió y en su sector, Monterrey orquestó las acciones que de una en una y a cada rato, quedaban en la red. Su falta de entendimiento con Salazar se hizo evidente y por ahí los mexicanos filtraron tres de los primeros cuatro goles. No le vio una, ni a Coronas, ni a Carreño.
Cubero: elevó un remate al puro inicio, minutos antes de que al Herediano se lo tragara la tierra, que si lo baja y entra puede que no se presentara el derrumbe. También en el segundo palo tuvo un chance de cabeza. No soportó los embates y presión de la ofensiva de los actuales campeones de la Concachampions y fue un primer muro fácilmente derribado.
Alvarado: el buen juego de los mexicanos que se lucieron con ataques asociados, una de las limitaciones del jugador costarricense, quebró su unión con Cubero porque los abrieron. Cuando un equipo ocupa toda la cancha para atacar, los medios de marca sufren porque están más acostumbrados a la “pelota” en la mitad del campo.
Cordero: jugador muy técnico; el partido no se le presentó para lucirse; el 4-0 de la primera parte obligó a Giuntini a buscar ofensiva y lo sacrificaron. Puede que en nuestro campeonato, jugar al lado de Yosimar y Cancela lo encumbre, al estilo Esteban Ramírez hoy lesionado.
Arias: le faltó chispa; demasiado lento y previsible, perdió cantidad de balones en la mitad del campo, lo que aprovecharon los “rayados” para contraatacar fulminantemente.
Como es técnico y talentoso, presentó algunas acciones positivas.
Cancela: esta vez ni los tiros libres ayudaron por lo menos a salvar el honor; dentro de la masacre que significó el partido para el anfitrión, José Carlos cumplió con su rol.
Núñez: su técnico presentó un 4-5-1 que lo aisló; un partido complicado para un ariete en solitario, le llegó un socio en la segunda parte pero ya todo estaba consumado. Tuvo algunas presencias ofensivas y Orozco le sacó un buen remate.
Sánchez: magnífico relevo; este joven carrilero desde que debutó y antes de lesionarse mostró categoría; ahora retorna y reedita que tiene condiciones.
Vargas: el juego estaba decidido y en ataque, no pudo pescar mayores cosas.
Hernández: Carlos tuvo la suerte de que Monterrey había bajado el ritmo y jugaba con la renta de la primera parte. Eso lo hizo verse mejor que Cubero y Alvarado.
GAPARI
Herediano
Moreira: un bomberazo que solo se explica por qué es uno de sus pocos puntos flojos, le quitó la teja al techo y se metió el aguacero; le metieron cinco y salvó tres hechos. Pudieron ser ocho.
Obando: uno de los pocos, por no decir que el único que mantuvo su ritmo de juego normal; aportó en ofensiva como lo acostumbra aunque sin acompañamiento; eso sí, en el 5-0, De Nigris lo puso a bailar con la Santanera.
Rodríguez: un partido fatal para Michael; suponemos que el error de Moreira lo desconcentró; el 2-0 fue de su responsabilidad y se cayó y naufragó como toda la retaguardia. Un juego para el olvido, igual que para sus compañeros.
Salazar: se lo tragó la delantera de los “rayados”; no dejó espacios, sino cráteres entre su posición y la de Castro y por ahí Coronas y Carreño montaron la fiesta. Pablo fue un colador tras una presentación lamentable del llamado equipo de las grandes jornadas internacionales. Al final sacó la navaja y rasuró.
Castro: el veterano carrilero izquierdo se hundió y en su sector, Monterrey orquestó las acciones que de una en una y a cada rato, quedaban en la red. Su falta de entendimiento con Salazar se hizo evidente y por ahí los mexicanos filtraron tres de los primeros cuatro goles. No le vio una, ni a Coronas, ni a Carreño.
Cubero: elevó un remate al puro inicio, minutos antes de que al Herediano se lo tragara la tierra, que si lo baja y entra puede que no se presentara el derrumbe. También en el segundo palo tuvo un chance de cabeza. No soportó los embates y presión de la ofensiva de los actuales campeones de la Concachampions y fue un primer muro fácilmente derribado.
Alvarado: el buen juego de los mexicanos que se lucieron con ataques asociados, una de las limitaciones del jugador costarricense, quebró su unión con Cubero porque los abrieron. Cuando un equipo ocupa toda la cancha para atacar, los medios de marca sufren porque están más acostumbrados a la “pelota” en la mitad del campo.
Cordero: jugador muy técnico; el partido no se le presentó para lucirse; el 4-0 de la primera parte obligó a Giuntini a buscar ofensiva y lo sacrificaron. Puede que en nuestro campeonato, jugar al lado de Yosimar y Cancela lo encumbre, al estilo Esteban Ramírez hoy lesionado.
Arias: le faltó chispa; demasiado lento y previsible, perdió cantidad de balones en la mitad del campo, lo que aprovecharon los “rayados” para contraatacar fulminantemente.
Como es técnico y talentoso, presentó algunas acciones positivas.
Cancela: esta vez ni los tiros libres ayudaron por lo menos a salvar el honor; dentro de la masacre que significó el partido para el anfitrión, José Carlos cumplió con su rol.
Núñez: su técnico presentó un 4-5-1 que lo aisló; un partido complicado para un ariete en solitario, le llegó un socio en la segunda parte pero ya todo estaba consumado. Tuvo algunas presencias ofensivas y Orozco le sacó un buen remate.
Sánchez: magnífico relevo; este joven carrilero desde que debutó y antes de lesionarse mostró categoría; ahora retorna y reedita que tiene condiciones.
Vargas: el juego estaba decidido y en ataque, no pudo pescar mayores cosas.
Hernández: Carlos tuvo la suerte de que Monterrey había bajado el ritmo y jugaba con la renta de la primera parte. Eso lo hizo verse mejor que Cubero y Alvarado.