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COLUMNISTAS


La democracia y sus enemigos

Arnoldo Mora mora_arnoldo@hotmail.com | Martes 11 septiembre, 2007


El país está viviendo, no sin estupor, uno de los más graves escándalos políticos de tiempos recientes. Una vez más, nuestros políticos tradicionales dan muestra de un total menosprecio a los mejores valores cívicos de Costa Rica. Hemos de agradecer a aquellos periodistas, que sí hacen auténtico periodismo investigativo, el haber hecho público este sucio documento y, con ello, haber prestado un invaluable y patriótico servicio a la democracia.

Como es obvio, nos referimos a un documento de trabajo que, bajo forma de carta, se le hizo llegar al Jefe del Poder Ejecutivo señalando con detalle lo que debe hacer para “ganar” el referéndum. Pero, si bien es grave que altas figuras del régimen hayan sido los autores de semejante panfleto, más grave aún es que, por orden de sus supremos jerarcas, los hermanos Arias, se haya puesto en aplicación de manera rigurosa.

Quien quiera entender la estrategia que el régimen sigue durante esta campaña previa al referéndum del 7 de octubre, debe leer este desvergonzado panfleto, escrito por dos jóvenes sin ninguna trayectoria política y sin ningún mérito personal para ocupar altos puestos de elección popular. La única explicación para que estén donde están es que uno es miembro del clan familiar Arias Sánchez; el otro es un advenedizo en el medio político nacional. Ambos reconocieron sin rubor que son los autores de ese sucio panfleto, demostrando con ello que solo tienen de costarricenses el pasaporte.

Este atropello a los más auténticos valores democráticos, que por generaciones ha venido forjando con patriótico orgullo el pueblo costarricense, no es más que el reflejo de la corrupción hoy entronizada en las más altas esferas del régimen. No es más que un eslabón más de una cadena de violaciones al Estado de derecho y a los más auténticos valores cívicos de la Patria de Juanito Mora y Joaquín García Monge. La cadena de graves atropellos a nuestras instituciones democráticas comenzó cuando algún ¿abogado? convenció a una blandengue mayoría de magistrados de la Sala IV para que, violentando el espíritu y la letra de la Constitución, le permitiesen a Oscar postularse a la presidencia. Luego fue el Tribunal Supremo de Elecciones el que validó unas elecciones cuestionadas por amplios sectores de la opinión pública. Y hoy, ese mismo Tribunal aunque con otro Presidente, alcahuetea al Poder Ejecutivo para que haga campaña a favor del “sí” empleando para ello recursos humanos y materiales del erario público, pisoteando con ello la normativa legal en materia electoral.

Pero ante tan oscuro panorama en que los políticos tradicionales han sumido al país, se levantan más y más voces que hacen patente que el pueblo ha dicho basta. Esperamos que el 7 de octubre ese espíritu patriótico de los costarricenses se haga presente masivamente en las urnas.

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