Armstrong, último dopado confeso
EFE | Sábado 19 enero, 2013
Armstrong, último dopado confeso
Lance se une a una larga lista de deportistas que admitieron uso de sustancias prohibidas
El exciclista estadounidense Lance Armstrong ha engrosado la lista de atletas que han confesado haber empleado alguna vez sustancias prohibidas, en la que le acompañan grandes figuras de la historia del deporte como Marion Jones, Ben Johnson o Andre Agassi.
Armstrong admitió que consumió sustancias como EPO, testosterona y hormona del crecimiento y que empleó el dopaje sanguíneo para ganar los siete Tours de Francia que el año pasado le fueron retirados.
Presionados por los tribunales, tentados económicamente por alguna editorial o abrumados por la culpa, son muchos los deportistas que han precedido al exciclista tejano en la confesión de su culpa.
Sin ir más lejos, en el equipo US Postal admitieron haberse dopado los estadounidenses Tyler Hamilton, Floyd Landis, George Hincapie y Levi Leipheimer.
Los italianos Michele Scarponi e Ivan Basso, el británico David Millar o el danés Bjarne Riis también admitieron haberse dopado, al igual que el belga Frank Vandenbroucke, fallecido en 2009 de una embolia pulmonar a los 35 años y que reconoció en un libro “No soy Dios”.
En España lo hizo Jesús Manzano, que contó de forma extremadamente detallada en 2004 las prácticas irregulares que se llevaban a cabo en el equipo ciclista Kelme. Su confesión fue el detonante de posteriores investigaciones sobre la trama del dopaje en España, como la Operación Puerto, que comenzará a juzgarse el próximo 28 de enero.
El atleta canadiense Ben Johnson, protagonista —al menos hasta el jueves— del caso de dopaje más famoso de todos los tiempos tras ganar la final de 100 m. en los Juegos de Seúl '88 y ser descalificado por esteroides, reconoció la trampa un año después durante una investigación gubernamental en su país.
De la misma generación era su compatriota Antonio Pettigrew, ganador del oro en Sydney en 4x400 y que reconoció su culpa en 2008. Dos años después apareció muerto en su coche, víctima de una sobredosis de pastillas para dormir.
Otro corredor que confesó su dopaje fue el británico Dwain Chambers, en 2008, por múltiples sustancias. Mucho antes lo había hecho una de las estrellas de la Alemania Oriental, Katrin Krabbe, que en 1992 admitió que había usado clembuterol.
En vísperas de los pasados Juegos de Londres dio positivo por EPO el atleta italiano Alex Schwazer, que debía defender el título ganado en Pekín en los 50 kilómetros marcha.
El tenista Andre Agassi fue otro de los que eligió un libro autobiográfico (“Open”) para abordar el mundo del dopaje. Lo publicó en 2009, cuando ya estaba retirado, y admitió en sus páginas el consumo de la metanfetamina conocida como 'cristal', no para mejorar su rendimiento deportivo, sino para recobrar el ánimo en una etapa en la que sufría problemas sentimentales, en 1997.
En las Grandes Ligas de béisbol también ha habido confesiones, como la del extoletero de los Cardenales de San Luis Mark McGwire, que en 2010 admitió públicamente que había consumido esteroides y que su récord de jonrones de 1998 había sido producto del dopaje.
Alex Rodríguez, de los Yanquis de Nueva York, hizo la misma confesión —como Armstrong, en una entrevista televisada— unos meses antes, tras dar positivo en un control.
Madrid / EFE