Anuncios financieros de Clinton no cierran
| Martes 20 noviembre, 2007
Anuncios financieros de Clinton no cierran
Washington- Hillary Clinton y sus rivales a la candidatura presidencial del Partido Demócrata prometen nuevos programas nacionales, recortes de impuestos para la clase media y el regreso a presupuestos equilibrados. Sin embargo, sus cuentas no cierran.
Los principales candidatos, que también incluyen a Barack Obama, senador de Illinois, y John Edwards, ex senador de Carolina del Norte, proponen más de $150 mil millones al año en exenciones impositivas para trabajadores de ingresos medianos, además de nuevos gastos federales en atención médica, energía y educación.
También se comprometen a la “responsabilidad fiscal”, una frase que Clinton usó siete veces en un debate el 30 de octubre.
Aseguran llegar a controlar el impuesto mínimo alternativo, pero no dicen cómo enmendarán el gravamen, que se encamina a aumentar $400 mil millones en los próximos cinco años, enredando cada vez más a la clase media.
También dependen demasiado de anular exenciones tributarias para los ricos y sobreestiman los ahorros que produciría cerrar vacíos legales y mejorar la tecnología de cuidados médicos, dicen los expertos de presupuesto.
“Los demócratas al menos están hablando acerca de pagar por sus propuestas, pero con frecuencia usan fuentes de ingreso que probablemente son insuficientes para cubrir lo que quieren hacer, o las usan más de una vez”, dijo Isabel Sawhill, directora adjunta de la oficina de presupuesto del ex presidente Bill Clinton.
Leon Panetta, quien se desempeñó como director de presupuesto de Bill Clinton, dijo que si los demócratas no “encaran las decisiones difíciles y usan números verdaderos, ello los acechará en el futuro”.
Como la economía de Estados Unidos se desempeña históricamente como un motor para el mundo, no son tan solo los estadounidenses quienes querrían ver el regreso a las políticas fiscales de la presidencia de Clinton.
La economía creció un promedio del 3,7% anual durante ese tiempo, y conforme el dólar subía desapareció el déficit y las plantillas de empleados crecieron en casi un cuarto de millón por mes.
Las promesas de campaña pueden terminar siendo nada más que retórica, y muchos de los candidatos no tienen propuestas completas, lo que dificulta las comparaciones.
Aun así, las promesas pueden ser cruciales: el presidente George W. Bush y el ex presidente Ronald Reagan cumplieron sus compromisos de campaña de bajar los impuestos.
Las promesas presupuestarias de los candidatos presidenciales demócratas probablemente convertirían lo que la Oficina de Presupuesto del Congreso estima como un superávit de $62 mil millones en 2012 en un déficit de alrededor de $200 mil millones. Ello excedería el déficit de $163 mil millones en el año fiscal de 2007, que concluyó el 30 de septiembre.
Si Estados Unidos retira la mayoría de los efectivos de Irak y Afganistán, ese déficit de 2012 se reduciría en más de $100 mil millones, de acuerdo con cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
El cambio de un superávit previsto a un déficit ocurre porque la OPC supone que todas las reducciones tributarias de Bush vencen al final de 2010, como lo dispone la ley actual.
Al tiempo que los demócratas dicen que permitirán que concluyan las reducciones de impuestos para los ricos, quieren extender las tasas inferiores para la clase media. Ello le costaría al Gobierno alrededor de $125 mil millones.
Luego está el potencial impacto de alrededor de $40 mil millones sobre el presupuesto por las promesas de los candidatos de revertir el impuesto mínimo alternativo, un gravamen que estaba dirigido a las personas acaudaladas y que ahora afecta a los contribuyentes de clase media porque nunca fue indexado a la inflación.
Ninguna de las campañas ha emitido una propuesta para enmendar el impuesto mínimo alternativo y todas se han negado a decir cómo financiarían ello.
En el costado del gasto, los demócratas planean una erogación de $100 mil millones o más al año, del cual el mayor gasto sería la expansión de la cobertura de salud.
Otras propuestas de gasto incluyen alrededor de $15 mil millones para reducir la dependencia de Estados Unidos del petróleo importado y miles de millones más para incrementar el apoyo del Gobierno a la investigación y desarrollo.
Washington- Hillary Clinton y sus rivales a la candidatura presidencial del Partido Demócrata prometen nuevos programas nacionales, recortes de impuestos para la clase media y el regreso a presupuestos equilibrados. Sin embargo, sus cuentas no cierran.
Los principales candidatos, que también incluyen a Barack Obama, senador de Illinois, y John Edwards, ex senador de Carolina del Norte, proponen más de $150 mil millones al año en exenciones impositivas para trabajadores de ingresos medianos, además de nuevos gastos federales en atención médica, energía y educación.
También se comprometen a la “responsabilidad fiscal”, una frase que Clinton usó siete veces en un debate el 30 de octubre.
Aseguran llegar a controlar el impuesto mínimo alternativo, pero no dicen cómo enmendarán el gravamen, que se encamina a aumentar $400 mil millones en los próximos cinco años, enredando cada vez más a la clase media.
También dependen demasiado de anular exenciones tributarias para los ricos y sobreestiman los ahorros que produciría cerrar vacíos legales y mejorar la tecnología de cuidados médicos, dicen los expertos de presupuesto.
“Los demócratas al menos están hablando acerca de pagar por sus propuestas, pero con frecuencia usan fuentes de ingreso que probablemente son insuficientes para cubrir lo que quieren hacer, o las usan más de una vez”, dijo Isabel Sawhill, directora adjunta de la oficina de presupuesto del ex presidente Bill Clinton.
Leon Panetta, quien se desempeñó como director de presupuesto de Bill Clinton, dijo que si los demócratas no “encaran las decisiones difíciles y usan números verdaderos, ello los acechará en el futuro”.
Como la economía de Estados Unidos se desempeña históricamente como un motor para el mundo, no son tan solo los estadounidenses quienes querrían ver el regreso a las políticas fiscales de la presidencia de Clinton.
La economía creció un promedio del 3,7% anual durante ese tiempo, y conforme el dólar subía desapareció el déficit y las plantillas de empleados crecieron en casi un cuarto de millón por mes.
Las promesas de campaña pueden terminar siendo nada más que retórica, y muchos de los candidatos no tienen propuestas completas, lo que dificulta las comparaciones.
Aun así, las promesas pueden ser cruciales: el presidente George W. Bush y el ex presidente Ronald Reagan cumplieron sus compromisos de campaña de bajar los impuestos.
Las promesas presupuestarias de los candidatos presidenciales demócratas probablemente convertirían lo que la Oficina de Presupuesto del Congreso estima como un superávit de $62 mil millones en 2012 en un déficit de alrededor de $200 mil millones. Ello excedería el déficit de $163 mil millones en el año fiscal de 2007, que concluyó el 30 de septiembre.
Si Estados Unidos retira la mayoría de los efectivos de Irak y Afganistán, ese déficit de 2012 se reduciría en más de $100 mil millones, de acuerdo con cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
El cambio de un superávit previsto a un déficit ocurre porque la OPC supone que todas las reducciones tributarias de Bush vencen al final de 2010, como lo dispone la ley actual.
Al tiempo que los demócratas dicen que permitirán que concluyan las reducciones de impuestos para los ricos, quieren extender las tasas inferiores para la clase media. Ello le costaría al Gobierno alrededor de $125 mil millones.
Luego está el potencial impacto de alrededor de $40 mil millones sobre el presupuesto por las promesas de los candidatos de revertir el impuesto mínimo alternativo, un gravamen que estaba dirigido a las personas acaudaladas y que ahora afecta a los contribuyentes de clase media porque nunca fue indexado a la inflación.
Ninguna de las campañas ha emitido una propuesta para enmendar el impuesto mínimo alternativo y todas se han negado a decir cómo financiarían ello.
En el costado del gasto, los demócratas planean una erogación de $100 mil millones o más al año, del cual el mayor gasto sería la expansión de la cobertura de salud.
Otras propuestas de gasto incluyen alrededor de $15 mil millones para reducir la dependencia de Estados Unidos del petróleo importado y miles de millones más para incrementar el apoyo del Gobierno a la investigación y desarrollo.