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Ante el nuevo gobierno

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 09 mayo, 2018


Pizarrón

Ante el nuevo gobierno

Ayer fue juramentado el presidente Carlos Alvarado Quesada, y sus dos vicepresidencias, así como él juramentó a su equipo de gobierno, a los miembros de su Gabinete o Consejo de Gobierno, dando inicio, inmediatamente, de esa forma al ejercicio de su mandato presidencial, para el periodo 2018-2022.

Como primer mandatario de la nación está obligado, el Presidente, a cumplir el mandato depositado en él, por los electores, delegación de su voluntad popular y de su soberanía popular, de procurar su mayor interés y preocupación en lograr el mayor bienestar y felicidad posible para todos los costarricenses.

El discurso pronunciado, al asumir la Presidencia del Ejecutivo Nacional, por el presiente Carlos Alvarado, fue rico en proyectar, desde el primer gobierno constituido desde el Estado de Costa Rica, bajo la jefatura del educador Juan Mora Fernández, los logros principales en desarrollo institucional, en progreso social, en derechos humanos y libertades ciudadanas, para enfatizar en sus retos de continuar bajo esta senda ampliando y fortaleciendo la Costa Rica del siglo XXI, de cara a la celebración del Bicentenario de la Independencia, con los conceptos de mayor solidaridad social, más inclusión, y reconocimiento pleno de la diversidad de todos los componentes sociales de la población costarricense.

El compromiso adquirido por el presidente Carlos Alvarado le obliga a él a rendir cuentas constantemente, y como lo solicite la ciudadanía, y los representantes populares de la Asamblea Legislativa, quienes a su vez están obligados a ejercer un claro, profundo y fuerte control político de su gestión en todos los ámbitos de la administración que les toca, en equipo, desempeñar.

Pero, obliga, igualmente, a toda la ciudadanía, y los distintos sectores que la componen en el ámbito empresarial, social, sindical, cooperativo, solidarista, educativo, cultural y político, a asumir con sentido patriótico, el compromiso de actuar lo más unitariamente posible, y en acciones comunes, en aquellas tareas que trace el Ejecutivo Nacional junto con los representantes populares, en torno a enfrentar los principales problemas que el presidente Carlos Alvarado definió como prioritarios de su gestión, señalándolos como graves nudos, casi asfixiantes, que afectan la vida cotidiana de todos los ciudadanos, y de todos los rincones del país. Este compromiso de los ciudadanos no los exime del mismo modo de la crítica pública y del control político que sobre los actos del Poder Ejecutivo y la Administración Pública se deban tener.

La naturaleza y esencia de la constitución de este nuevo gobierno es la primera vez que en la historia política nacional se da, en la forma de la integración de su Gabinete, y en la forma como en el discurso presidencial se presenta, de un gobierno nacional, por la diversidad de personas que lo integran, varios de ellos provenientes de partidos políticos que no son los del partido ganador de la elecciones, pero sí de que tienen representación parlamentaria, y uno de ellos cantonal.

Hasta el gobierno que terminó con Luis Guillermo Solís Rivera, todos los gobiernos fueron integrados con ministros miembros del partido que ganaba las elecciones. El régimen electoral del país así lo permite y establece. El que gana el Poder Ejecutivo no está obligado a compartir proporcionalmente puestos, con relación al resultado electoral, como se integran la Asamblea legislativa y las corporaciones municipales y consejos distritales.

Por este motivo lo que se inicia es totalmente novedoso. Será una escuela de democracia política en la gestión de un gobierno que se autodefine nacional, porque trasciende a un solo partido. Será una escuela que nos permitirá avanzar hacia una sociedad democrática más madura, más culta políticamente, más educada cívicamente, más en consonancia, tal vez, con cambios que tengamos que introducir en nuestra gobernabilidad nacional, hacia una sociedad de régimen parlamentario o al menos semiparlamentario, con cierto carácter de urgencia.

En este sentido quienes creemos que por aquí debemos empezar a ver los próximos gobiernos felicitamos este primer esfuerzo. En ello deseamos que salga lo mejor posible. Que esta experiencia logre frutos que todos podamos apreciar positivamente y disfrutar en calidad de ejercicio democrático nacional.

Hay que entender igualmente que no es un gobierno de coalición nacional de partidos políticos, que están de acuerdo en formar parte del consejo de gobierno. tampoco lo es de fusión nacional de partidos políticos.

Los miembros, o ministros, y funcionarios públicos, nombrados por el nuevo Presidente, de otros partidos políticos, que forman parte del nuevo Consejo de Gobierno, lo han hecho a título personal, en primer lugar, independientemente de sus orígenes partidarios, y con aval de sus partidos políticos, sin que este aval signifique un cheque en blanco para el nuevo gobierno, ni la renuncia al control político que deban ejercer. Tan solo es, por ahora, el esfuerzo de un grupo de ciudadanos de procedencias políticas diversas, que han entendido bien el llamado del presidente Carlos Alvarado a procurar ese esfuerzo nacional, de distintas personas políticamente comprometidas en otros partidos, con sacar adelante la tarea y de tratar de resolver los urgentes problemas que todos los partidos políticos, y fuerzas políticas nacionales, así como los diversos sectores productivos y sociales, han señalado como urgentes de resolver y atender.

La fortaleza de esta unidad política, lograda en el Gobierno, está en que los partidos políticos que allí hoy están representados, por esos ministros, que no son del Partido Acción Ciudadana, patrióticamente les han apoyado, y hasta han realizado cambios estatutarios para evitar, que, por esa decisión, puedan ser afectados estos ministros y funcionarios públicos, en sus intereses políticos y partidarios personales.

Será el nuevo Gabinete nacional una escuela de relación política para sus miembros, que de distintas orientaciones y procedencias políticas, tendrán que hacer el mayor esfuerzo para lograr las acciones unitarias que del Gobierno emanen. Diversidad de opinión, sí, pero, unidad de acción, quizá sea el eje rector de ese Consejo de Gobierno.

En lo que personalmente me toca solo puedo desearles al presidente Carlos Alvarado, a su Consejo de Gobierno, a los funcionarios que él ha nombrado para conducir los destinos del país, durante los próximos cuatro años, en toda la institucionalidad pública, que en este propósito salga lo mejor posible, que le vaya de la mejor forma posible. Nadie sensato puede desear que a un gobierno le vaya mal, porque nos va mal a todos.

Una nota final de curiosidad meramente histórica, quizá sin ninguna importancia. De la Segunda República, la que surgió en 1948, tomando en cuenta los gobiernos que se dieron a partir de 1949, con el de Otilio Ulate Blanco, hasta el de Luis Guillermo Solís Rivera, se dieron 17 gobiernos, de manera que el de Carlos Alvarado Quesada es el número 18, con lo cual ha habido 18 mandatarios, pero consideramos que José Figueres Ferrer gobernó dos veces y Óscar Arias Sánchez también, entonces solo 16 personas han dirigido el Ejecutivo Nacional como Presidentes desde 1949 hasta el actual gobierno que se inicia.

Si se estima que la Presidencia de la República, en este carácter, se instituyó en 1848, desde 1848 hasta 1948, incluyendo el gobierno de Teodoro Picado, durante este periodo, que podríamos llamar la Primera República de Costa Rica, ejercieron cronológicamente el cargo de Presidente, en sus diversas modalidades que se ejerció, 45 personas, de las cuales 11 repitieron el cargo.

Así, desde 1848, bajo la figura de la Presidencia de la República, han ejercido el cargo 63 personas, de las cuales 13 repitieron el cargo varias veces, por lo que como personas solo 50 personas han ejercido la Presidencia de la República.

En resumen, según se lea el registro histórico Carlos Alvarado Quesada puede ser el Presidente número 63, 50, 18 o 16. En fin, una discusión pueril de historiadores e investigadores sociales.

¡¡Bienvenido el nuevo Gobierno!! Y, ¡¡ bienvenido al escenario de la crítica pública !! Empiezo a llenar de tinta mi pluma.

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