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Amazon revoluciona el mundo literario

| Jueves 29 noviembre, 2007




Amazon aspira a revolucionar mundo literario

Tienda en Internet apuesta a los libros digitales

Paula Gil
EFE

San Francisco- Creó un imperio vendiendo libros en la red, pero para Jeff Bezos, fundador del minorista en Internet Amazon, las páginas de papel tienen los días contados y el futuro está en el libro digital.
Bezos presentó la semana pasada el lector de libros electrónico Kindle, que algunos analistas han comparado ya con el iPod de Apple y con el que Amazon espera popularizar finalmente entre los consumidores los libros digitales.
Con un precio en Estados Unidos de $399, Kindle permite almacenar hasta 200 libros y elegir entre una oferta de 90 mil títulos a la venta en su tienda online, además de suscripciones a los principales diarios y revistas del país y más de 300 blogs.
La gran novedad es que Kindle tiene conexión inalámbrica a Internet, por lo que los lectores pueden descargar contenidos en cualquier lugar y, además de leer, consultar su correo electrónico.
Los anteriores lectores de libros electrónicos precisaban que el usuario estuviera conectado a su ordenador, en el que había que descargar el libro primero y luego pasarlo al lector.
Bezos dijo que Amazon ha estado trabajando en Kindle durante tres años y que la idea era conseguir que el aparato pasara a un segundo plano para permitir al usuario disfrutar de la lectura, como sucede con los libros físicos.
Cuando se lee un libro “la tinta y el papel se desvanecen y lo que queda es la palabra del autor. Nuestro principal objetivo era conseguir que Kindle desapareciera en tus manos”, afirmó el fundador de Amazon.
La firma aseguró que la pantalla del lector es tan fácil de leer como el papel, pues utiliza partículas de tinta reales, refleja la luz como el papel ordinario y no brilla como las pantallas de otros aparatos electrónicos.
Para animar a los compradores, Amazon ha reducido además hasta los $9,99 el precio de descarga de muchos de los títulos más vendidos porque en el pasado algunos títulos en versión digital costaban lo mismo que las ediciones en papel.
Sin embargo, algunos expertos son escépticos sobre las posibilidades de éxito de Kindle y se preguntan si los lectores están realmente preparados para olvidar el tacto de las páginas de un libro y empezar a leer novelas en una pantalla de seis pulgadas.
Los primeros intentos de popularizar los lectores de libros electrónicos llegaron a finales de los noventa con RocketBook y SoftBook Reader, dos inventos que pasaron sin pena ni gloria porque resultaban incómodos para el lector y ofrecían una muy escasa oferta de títulos.
Más éxito han tenido lanzamientos recientes como el Reader de Sony, a la venta desde hace un año, que utiliza una nueva tecnología que hace mucho más agradable la lectura en su pantalla.
Aunque Sony no ha hecho públicas cifras de ventas, su éxito ha debido de ser al menos aceptable, pues el grupo lanzó el pasado octubre una nueva edición al mismo precio —$300 en Estados Unidos— y con nuevas funciones.
En el sector editorial, un negocio que mueve unos $35 mil millones anuales, tanto las editoriales como los minoristas se están preparando para una posible era “post-Gutenberg” y han aumentando su oferta de libros digitales.
La editorial Random House, por ejemplo, proyecta ofrecer unos 6.500 títulos en formato digital para el próximo año, casi el doble que en la actualidad.
Por su parte, Barnes & Noble, la primera cadena de librerías de Estados Unidos, ha anunciado que ofrecerá en su página de Internet el texto íntegro de una buena parte de sus títulos a la venta y no descarta desarrollar, incluso, un lector de libros digitales propio.
Si estos lectores se popularizan, ¿cuál sería el futuro de las editoriales en un mundo de libros digitales baratos y fáciles de descargar de la web?
En contra de lo que pueda parecer, muchos expertos creen que aparatos como Kindle abren muchas oportunidades para estas empresas.
Según el propio Bezos, los ciclos editoriales se acortarían porque no sería necesario imprimir físicamente los libros y los costes bajarían.
Ello permitiría reducir los precios -una de las principales quejas de muchos lectores- y animar a más gente a leer. Solo un 57% de los estadounidenses leen al menos un libro al año y este porcentaje es cada vez más bajo.






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