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Alerta por problemas en riñones

Sharon Cascante scascante@larepublica.net | Viernes 05 julio, 2013 12:00 a. m.




Alerta por problemas en riñones

Los problemas renales generados por el consumo excesivo de sal, la mala alimentación y enfermedades como azúcar en la sangre, dispararon la necesidad de trasplantes de riñones en Costa Rica.

Esta tendencia no es exclusiva de nuestro país. En naciones como Argentina y Cuba el 17% de la población mayor de 20 años recibe tratamiento contra un mal renal y necesitaría un trasplante en los próximos años.

La Caja tramita una política nacional para facilitar los registros de consentimiento de quienes desean donar al morir, ya que actualmente se depende de la voluntad de la familia.

La preocupación de las autoridades nacionales es que Costa Rica no escapa de esta realidad, y si no logran aumentar la donación de parte de fallecidos, no habrá salvación para esa población enferma.

Si bien la tasa de donación de Costa Rica aumentó en los últimos años, los números aún son poco alentadores, pues solo cinco por cada millón de personas donan órganos.

Entre las preocupaciones de los médicos está que en 20 años la demanda de riñones como solución a problemas crónicos de salud se duplique, pues los pacientes actuales con problemas renales ocasionados por azúcar en la sangre y obesidad son potenciales solicitantes de trasplante en diez años.

Tan solo el año pasado se registraron 282 hospitalizaciones de personas con enfermedades renales crónicas.

El problema actual es que en cuanto a su frecuencia, los trasplantes son tan necesarios como una cirugía menor, aunque se cuente con equipo y médicos especializados, sin donadores no hay procedimientos.

Por esta razón los centros de trasplante de los hospitales San Juan de Dios, México y Calderón Guardia pasan varados por meses en espera de un órgano.

Por ejemplo, el año anterior ninguno de estos centros pudo realizar un trasplante de corazón, pues pese a la lista de espera en todo el año no recibieron ese tipo de órganos.

La situación se agrava porque al no existir donadores cadavéricos, los familiares deben convertirse en donadores, lo que le exige más gastos a la institución en medicamentos y seguimientos médicos para ambos pacientes.

En el mundo 800 mil personas esperan un órgano y en su mayoría son pacientes que necesitan un riñón, el aumento de esta necesidad dio paso al tráfico de órganos por la desesperación de quienes esperan años sin conseguir un donador cadavérico.

De un solo fallecido los médicos pueden extraer órganos para nueve procedimientos diferentes, como el corazón, pulmones, hígados, riñones, intestino, páncreas, arterias, válvulas cardiacas, piel, hueso y córneas.

Uno de los mitos y temores de los familiares del donador es que el cuerpo será deformado y mutilado; sin embargo, los médicos aseguran que la estética de la persona queda intacta después de ser extraídos los órganos.

Uno de los obstáculos es la falta de una regulación que permita indicar en vida la voluntad de forma legal, lo que se piensa solucionar con la implementación de la política nacional creada por la Caja y el Ministerio de Salud, la cual se aprobaría en 2014.

Desde el año anterior la institución capacita al personal médico y de enfermería de los hospitales sobre el trabajo de acercamiento a la familia para que acceda a la donación.

Para setiembre continuará este proceso, pues una de las tareas es crear grupos en cada hospital para detectar a los paciente en espera y a los posibles donadores.

Angie Calvo
acalvo@larepublica.net







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