Ahorro vital
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 10 abril, 2008
El aumento en las tarifas de la electricidad se veía venir.
Si se suma la cada vez mayor dependencia del país en la quema de hidrocarburos para la generación eléctrica a la implacable escalada del petróleo en los mercados internacionales, un alza es el resultado evidente.
Otros elementos como la creciente demanda y la disminución en las lluvias también contribuyen al incremento de entre el 30% y el 40%, según el consumo, que deberán absorber los costarricenses.
Hay cosas que ningún gobierno puede cambiar. Ningún presidente puede ordenar que de los cielos baje la cantidad de agua necesaria para llenar la Laguna del Arenal. Tampoco está en poder de ningún mandatario costarricense influir sobre el subibaja, —últimamente más sube que baja— de los precios internacionales del petróleo.
Pero en la fórmula que resulta una mayor carga para los bolsillos nacionales, hay dos factores que no solo están en poder del gobierno, sino que son su obligación: reducción del consumo e inversión en generación eléctrica de fuentes renovables.
En Honduras, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica está estimulando que en los en hogares se sustituyan los bombillos incandescentes por fluorescentes. Como parte de este programa la empresa estatal distribuirá gratuitamente hasta dos millones de fluorescentes entre la población.
Aunque no se trata de copiar recetas, la acción de la empresa hondureña sí demuestra la voluntad estatal de educar a la población sobre la necesidad de ahorrar energía.
El aparato estatal debe redoblar y hasta triplicar sus esfuerzos por conseguir una mayor prudencia en el consumo energético por parte de la población.
Unido a este proceso, también se deberían incrementar las inversiones en la producción de energía hidroeléctrica, geotérmica y eólica, las cuales hasta el momento habían sido no solo una fuente de orgullo para los costarricenses, sino también un escudo contra el golpe que el incremento en el precio del petróleo significa para la generación térmica.
Cuando la comunidad internacional se esfuerza en encontrar alternativas para darle energía al mundo, Costa Rica no puede quedarse atrás.