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Agua en el canasto

Luis Alejandro Álvarez redaccion@larepublica.net | Miércoles 09 agosto, 2017


Agua en el canasto

El incremento del gasto público, que ha ido en una espiral ascendente y casi incontrolable desde 2008 hasta la fecha, nos hace hoy poner las barbas en remojo tanto a los administrados, como a las autoridades de gobierno.

Durante la administración Arias y la de Chinchilla el gasto se mantuvo en una constante sin señal alguna de parte de la administración de establecer mecanismos para controlarla.

La mesa servida de Arias para Chinchilla no fue tal.

En su momento, se buscó la aprobación de un plan fiscal, mal llamado de Justicia Tributaria, pues este solamente buscó incrementar los ingresos al Estado, sin que hubiese compromiso alguno de parte de la administración para reducir el gasto.

Este proyecto, que fue tramitado con la “vía rápida” en el Congreso, recibió el apoyo de hasta ese entonces, el perenne candidato del hoy partido de gobierno.

Actuando con responsabilidad, según su entender, se dio el apoyo a esta iniciativa tributaria premiando el gasto excesivo de la administración Chinchilla, sin que siquiera se contemplara negociar la responsabilidad de administrar los fondos frescos que se generarían y que son necesarios.

El líder de la proclama de la austeridad en la función pública obvió reclamar a la Presidente un efectivo control del gasto.

El actual jefe del Ejecutivo, para 2015 incrementó el presupuesto en cerca del 20%, combatido por los diputados de oposición, y que fue aprobado por el Presidente del Congreso, mediante un mecanismo que violentó la Constitución Política.

Los subsiguientes presupuestos igual fueron incrementados considerablemente, y se redefinió políticamente el término austeridad, uno de los estandartes del partido de gobierno desde su nacimiento.

Estos incrementos en el gasto hoy no nos están dando los réditos que esperamos los contribuyentes, no ha habido mejoras en los servicios que recibimos del Estado y esto conlleva a que haya un rechazo generalizado de parte de los administrados a cualquier iniciativa tributaria.

Somos conscientes de que urge reducir el déficit fiscal, pero de igual manera no queremos echarle agua a un canasto, pues sabemos que de hacerlo no se solucionarán los problemas.

Mientras no haya de parte de la administración un compromiso serio, e incluso una obligación legal del Estado de controlar el gasto, ningún incremento de los tributos será suficiente.

Hoy el Ejecutivo dice no contar con liquidez, en parte por el exceso de gasto, y también como consecuencia de haber ignorado el tema fiscal por tres años, a pesar de lo apremiante que era ya para mayo de 2014.

Es urgente atender el tema fiscal y tributario, que no se atendió durante esta administración, pero de igual manera urge que las autoridades nos aseguren a los administrados que habrá un control del gasto real y efectivo, para que los ingresos frescos sean bien utilizados, cuando estos lleguen.

Como nación no podemos darnos el lujo de echar agua en el canasto.

Luis Alejandro Álvarez Mora
Abogado y Notario Público

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