Aerolíneas se preparan para despegar con combustible de algas y virutas de madera
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 09 julio, 2011
Aerolíneas se preparan para despegar con combustible de algas y virutas de madera
Los biocombustibles de segunda generación se elaboran a partir de plantas no comestibles para que no se corra el riesgo de que el aumento de la producción haga subir los precios de los alimentos
Tras décadas de espera, las aerolíneas comerciales han recibido el visto bueno para utilizar combustible fabricado a partir de algas, virutas de madera y otras plantas de nombre desconocido.
Las pruebas de vuelo realizadas en los últimos años por United Continental Holdings Inc., Japan Airlines Co. y Virgin Atlantic Airways Ltd. han demostrado que los aviones pueden volar con un combustible elaborado con elementos como el aceite de coco o la jatropha, una planta que crece en los trópicos.
El 1° de julio, ASTM International, organización estadounidense que fija las normas técnicas para la aeronavegación, y otras industrias en todo el mundo, autorizaron que los transportistas aéreos mezclaran el combustible producido a partir de desechos orgánicos y plantas no alimenticias con kerosene, que convencionalmente se utiliza para propulsar los aviones, informa Bloomberg Business Week en su edición del 11 de julio.
“Muchas empresas esperaban la autorización”, dice Mark Rumizen, especialista en combustibles de la Administración Federal de la Aviación de los Estados Unidos. “Esto va a impulsar muchas inversiones”.
Airbus SAS, que junto con Boeing Co. fabrica alrededor del 80% de los aviones de pasajeros del mundo, calcula que para 2030 las fórmulas derivadas de plantas podrían representar hasta el 30% del mercado del combustible de aviación. Con todo, podrían pasar hasta cinco años antes de que los biocombustibles sean competitivos en costos, señala Billy M. Glover, director gerente de estrategia ambiental de la filial de aviones comerciales de Boeing.
Hoy crecen las presiones para que la industria de la aeronavegación reduzca la contaminación. La aviación da cuenta del 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono, según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo.
En 2012, las aerolíneas con rutas europeas tendrán que participar en el sistema “cap-and-trade” (fijación de límites máximos e intercambio de los derechos de emisión) de la Unión Europea para el CO2 y deberán comprar permisos adicionales si exceden los límites fijados por la Comisión Europea. En los Estados Unidos, el Departamento de Energía, junto con los organismos estatales, ha otorgado a los centros de investigación, los productores de combustible y las refinerías un total de $348 millones en préstamos, subvenciones y exenciones de impuestos desde 2004.
Lo difícil para las aerolíneas, los fabricantes de aviones y los proveedores de combustible será averiguar qué mezcla funciona mejor y producirla en cantidad suficiente para que los costos comiencen a bajar. En estos momentos, la industria de la aviación está más centrada en los llamados biocombustibles de segunda generación.
Estos en general se elaboran a partir de plantas no comestibles para que no se corra el riesgo de que el aumento de la producción haga subir los precios de los alimentos, como ocurrió con el maíz, que se usa para producir etanol.
Exxon Mobil Corp. planea invertir $600 millones en una sociedad con Synthetic Genomics, compañía de California que está experimentando con un tipo de alga que produce una sustancia oleosa que funciona bien como combustible. BP Plc lleva a cabo investigaciones sobre el biobutanol, combustible procesado con las mismas bacterias que se usan para fabricar cordita, un explosivo que en otra época se empleó en las armas.
Bloomberg
Los biocombustibles de segunda generación se elaboran a partir de plantas no comestibles para que no se corra el riesgo de que el aumento de la producción haga subir los precios de los alimentos
Tras décadas de espera, las aerolíneas comerciales han recibido el visto bueno para utilizar combustible fabricado a partir de algas, virutas de madera y otras plantas de nombre desconocido.
Las pruebas de vuelo realizadas en los últimos años por United Continental Holdings Inc., Japan Airlines Co. y Virgin Atlantic Airways Ltd. han demostrado que los aviones pueden volar con un combustible elaborado con elementos como el aceite de coco o la jatropha, una planta que crece en los trópicos.
El 1° de julio, ASTM International, organización estadounidense que fija las normas técnicas para la aeronavegación, y otras industrias en todo el mundo, autorizaron que los transportistas aéreos mezclaran el combustible producido a partir de desechos orgánicos y plantas no alimenticias con kerosene, que convencionalmente se utiliza para propulsar los aviones, informa Bloomberg Business Week en su edición del 11 de julio.
“Muchas empresas esperaban la autorización”, dice Mark Rumizen, especialista en combustibles de la Administración Federal de la Aviación de los Estados Unidos. “Esto va a impulsar muchas inversiones”.
Airbus SAS, que junto con Boeing Co. fabrica alrededor del 80% de los aviones de pasajeros del mundo, calcula que para 2030 las fórmulas derivadas de plantas podrían representar hasta el 30% del mercado del combustible de aviación. Con todo, podrían pasar hasta cinco años antes de que los biocombustibles sean competitivos en costos, señala Billy M. Glover, director gerente de estrategia ambiental de la filial de aviones comerciales de Boeing.
Hoy crecen las presiones para que la industria de la aeronavegación reduzca la contaminación. La aviación da cuenta del 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono, según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo.
En 2012, las aerolíneas con rutas europeas tendrán que participar en el sistema “cap-and-trade” (fijación de límites máximos e intercambio de los derechos de emisión) de la Unión Europea para el CO2 y deberán comprar permisos adicionales si exceden los límites fijados por la Comisión Europea. En los Estados Unidos, el Departamento de Energía, junto con los organismos estatales, ha otorgado a los centros de investigación, los productores de combustible y las refinerías un total de $348 millones en préstamos, subvenciones y exenciones de impuestos desde 2004.
Lo difícil para las aerolíneas, los fabricantes de aviones y los proveedores de combustible será averiguar qué mezcla funciona mejor y producirla en cantidad suficiente para que los costos comiencen a bajar. En estos momentos, la industria de la aviación está más centrada en los llamados biocombustibles de segunda generación.
Estos en general se elaboran a partir de plantas no comestibles para que no se corra el riesgo de que el aumento de la producción haga subir los precios de los alimentos, como ocurrió con el maíz, que se usa para producir etanol.
Exxon Mobil Corp. planea invertir $600 millones en una sociedad con Synthetic Genomics, compañía de California que está experimentando con un tipo de alga que produce una sustancia oleosa que funciona bien como combustible. BP Plc lleva a cabo investigaciones sobre el biobutanol, combustible procesado con las mismas bacterias que se usan para fabricar cordita, un explosivo que en otra época se empleó en las armas.
Bloomberg