¿Aduana digital o agente obligatorio?
Juan Carlos Barahona | Jueves 19 marzo, 2009
Juan Carlos Barahona

En esta discusión el sector privado dueño de la carga debe hacerse oír. Esta es una oportunidad de mejorar las condiciones del mercado de servicios de logística comercial, tanto por la vía del aumento de la competencia en el sector como por la de la digitalización total y universal de las aduanas. Eso sería bueno para sus bolsillos y para la competitividad del país.
El oficio de agente de aduana convencional cumplió un rol muy importante llenando a máquina documentos que debían presentar para obedecer normas complejas, dar fe por el valor de lo importado y determinar sobre este los aranceles e impuestos que regían o no para cada importación. Además, apoyaban al empresario ahorrándole las filas ocasionadas por todos los procedimientos diseñados por la burocracia estatal, o por ellos mismos cuando ocupaban cargos en la función pública aduanera.
Pero hoy el mundo es otro y su oficio, como el de muchos de nosotros, debe evolucionar. La aduana electrónica permite que el Estado no guarde papeles, así como Tributación no se lleva nuestras facturas y solo nos obliga a guardarlas. El valor desde hace años también es determinado por el dueño de la importación (el mismo principio de autodeterminación que tiene el impuesto de renta) y tanto la legislación aduanera como los aranceles e impuestos hoy no solo son más sencillos sino que también más transparentes y accesibles debido a su publicación en Internet.
El tema va mucho más lejos que brincarse el pago del agente. La digitalización hoy en día permite que la mayor parte de los cargamentos no requieran revisión manual, son tramitados electrónicamente incluso antes de que el barco llegue a puerto y podrían, literalmente, desembarcarse y salir directamente a las bodegas del dueño de la carga, reduciendo a segundos todo el proceso aduanero. Pero para la mayoría de los importadores ese tiempo no es percibido de esa manera. Hay investigación empírica que muestra que muchos gerentes no conocen bien el funcionamiento de la cadena de logística y atribuyen al Estado funciones que dejó de hacer o hace de forma distinta, exponiendo a la empresa al posible pago de aforos innecesarios, gestiones inexistentes, días de almacén que podrían evitarse, etc., con la consecuente pérdida de tiempo y dinero que les resta competitividad a sus negocios.
La obligatoriedad del agente es, en la práctica, una prohibición a que empresarios y ciudadanos se relacionen directamente con la aduana. El eliminar dicha obligatoriedad le daría al sector privado dueño de la mercancía la posibilidad de conocer realmente a la aduana moderna y optimizar el proceso de logística de las importaciones. En Centroamérica y el Caribe los jefes negociadores deben saber que la aduana digital es el camino impostergable y no la protección legal de los viejos modelos de operación.
Así como Tributación tiene capacidad para atender a todas las empresas y no solo a unos pocos despachos contables, la aduana tiene hoy la capacidad necesaria para atender a todas las empresas y no solo a unos pocos despachos aduanales. Ya es hora de dar el paso. ¡Bienvenidos al siglo XXI!
*Profesor del INCAE Business School
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