Administrar no es apagar incendios
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 03 abril, 2009
¿Dónde deben ser recluidos los enfermos mentales que han cometido ya delitos? El tema surge por imprevisión y porque la Sala Constitucional determinó que debe existir un espacio para este tipo de personas que no califican como el delincuente que debe ir a la cárcel pero tampoco puede internarse en el hospital psiquiátrico puesto que es un peligro para el resto de los pacientes y el personal.
Una vez que se desató el incendio, a correr para ver cómo se apaga. Ahora sí, viene el análisis y la convocatoria para que las instancias involucradas actúen de manera conjunta y coordinada para encontrar e implementar la solución.
Hasta se habla de dejar de lado mezquindades y egoísmos para buscar, al fin, una coordinación institucional. Una frase gastada cuya sola mención no lleva a nada y que debe sustituirse por fresca y vigorosa acción.
Pero este no es más que un ejemplo del modelo “apagaincendios” en una administración. Podríamos citar muchos otros que día a día entran a la agenda noticiosa y solo así parecieran entrar también a la de quienes están al frente de las instituciones.
En este espacio hablamos hace poco (14 de marzo) de que los gobernantes deben tomar decisiones preventivas a partir del estudio de los fenómenos sociales por parte de los especialistas. Eso fue a propósito de producirse el trágico suceso, en una ciudad alemana, donde un joven mató a nueve estudiantes, tres docentes y otras tres personas durante su fuga para terminar suicidándose.
No solo es necesario encontrar la adecuada solución para recluir en un sitio a quienes hayan cometido delitos por enfermedad mental, sino entender por qué en una sociedad se pueden incrementar este tipo de males y buscar solución a las causas, no solo a las consecuencias.
En épocas de crisis, especialmente si se ha puesto el énfasis solo en lo material y en consumismo desmedido, generando enormes vacíos espirituales, situaciones extremas pueden llevar a algunos a perder la salud mental. ¿Cuántos de estos serán inofensivos para el resto de la sociedad y cuántos se convertirán en un peligro?
¿A cuáles y a cuántas instituciones les corresponde actuar coordinada y oportunamente en la atención de estos problemas y quiénes son los especialistas que deben brindar el debido soporte técnico a las decisiones?
Todo esto solo se puede hacer bien antes del incendio.