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¡Adiós coliseo inmortal!

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 22 septiembre, 2008




¡Adiós coliseo inmortal!
En una noche repleta de sentimientos yanquistas, de recuerdos y lágrimas, Mariano Rivera lanzó la última pelota


Gaetano Pandolfo
gpandolfo@larepublica.net

Cuando los jugadores de los Yanquis entran en el club del estadio pasan junto a los retratos de sus 16 predecesores cuyos números han sido retirados. Cuando enfilan por el túnel hacia el campo, pasan al lado de un cartel con una cita de DiMaggio: “Quiero agradecer al Señor por hacerme un Yanqui”. Y muchos lo tocan para llamar a la buena suerte.
Ayer, las cámaras de la televisión se detuvieron en este pasillo para fijar la imagen del bombardero Alex Rodríguez cumpliendo con el ritual.
¿Por qué lo botan?, se pregunta el gran lanzador de los Indios de Cleveland de las décadas 40-50, Bob Feller, quien lanzó un juego sin hits para la Tribu en este coliseo.
“Lo voy a extrañar. Es una lástima q
ue lo liquiden”, comentó Feller. En Europa resguardan los lugares históricos, los convierten en monumentos. Y aquí los derribamos para levantar algo nuevo”, agregó, diríamos que con razón.
A un costo de $2,5 millones, el primer estadio deportivo nacional de tres bandejas se levantó en 284 días de trabajo en 1922 y 1923, antes de que existiera el Empire State Building. Lo llamaban entonces The Yankee Stadium.
Construido en terrenos adquiridos al patrimonio de William Waldorf Astor por $675.000, estaba del otro lado del río del primer hogar del equipo, el Polo Grounds, que los Yanquis alquilaron a su rival en la Liga Nacional, los Gigantes de Nueva York. La avenida Cromwell tuvo que ser eliminada para permitir la construcción.
La algarabía comenzó en el primer día, cuando Ruth pegó un jonrón de tres carreras en la victoria de 4-1 sobre Boston el 18 de abril de 1923.
Todos los 26 títulos en la Serie Mundial y 37 de los 39 de la Liga Americana conquistados por los Yanquis fueron en años en que jugaron aquí. El estadio fue el primero en tener un tablero de mensajes eléctrico (1959) y la primera pantalla con repetición de jugadas (1976).
Ayer por la tarde, peloteros y aficionados salieron por última vez del más famoso estadio de béisbol de la nación.
No habrá más tardecitas soleadas con la actuación de los sucesores de Ruth y Gehrig, DiMaggio y Mantle. No más veladas de octubre con las sombras deslizándose sobre el césped.
El Yankee Stadium fue una estructura construida para simbolizar el poderío estadounidense, un lugar para atrapar la imaginación de Nueva York tal como es el Coliseo para Roma.
Y ahora, 85 años y medio después de su inauguración, el Yankee Stadium cerró sus puertas.
“Lo voy a extrañar”, se lamentó Yogi Berra.
Y…quién no.


Ultima victoria

Nueva York
EFE

En un juego memorable debido a que fue el último partido de béisbol en el histórico Yankee Stadium, los Yanquis de Nueva York vencieron 7-3 a los Orioles de Baltimore.
El cerrador panameño Mariano Rivera fue el encargado de concluir lo que hace 85 años inició el mítico Babe Ruth, preservando el triunfo de los bombarderos.
El guardabosques Johnny Damon (16) y el receptor puertorriqueño Bengie Molina (3) pegaron sendos cuadrangulares para los Mulos, que ganaron por quinta ocasión consecutiva, y que se mantienen a 6,5 juegos de los líderes en la carrera por el comodín de la Liga Americana, los Medias Rojas de Boston.
Molina pegó de cuatro esquinas en el cuarto episodio, llevando a un compañero en el camino.
En la lomita, el abridor Andy Pettitte (14-14) lanzó cinco episodios, permitió siete imparables, tres carreras, dio una base y retiró a tres por la vía del ponche.
La derrota de los Orioles la cargó el abridor Chris Waters (3-4) en cinco episodios y dos tercios, permitió seis imparables, dos jonrones, cinco carreras, dio cuatro bases y ponchó a dos.






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