Actuar con celeridad
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 08 septiembre, 2007
La denuncia planteada por Oscar Rodríguez, superintendente general de entidades financieras, durante un seminario de actualización económica, organizado por la firma Ecoanálisis, según lo informó LA REPUBLICA el jueves anterior, es una voz de alerta que debe poner en guardia al país. Ha dicho que en Costa Rica se lava dinero de manera muy fuerte.
Aunque Rodríguez no dio detalles relacionados con esa afirmación porque, según explicó, la ley se lo prohíbe, sí aseguró que en el país existe un “abundante” blanqueo de dinero producto del intenso trasiego de drogas, aunque exculpó a los bancos señalando que no se prestan para ello.
En esa misma nota se destaca la importancia en los últimos tiempos de que las instituciones financieras evalúen nuevos productos que pudieran ser empleados para el lavado de dinero y su tarea de encender a tiempo las alarmas sobre sus potenciales riesgos.
La fuerte acción de los bancos para mejorar los controles es sin duda una medida indispensable para frenar este grave problema nacional y también jugarán un papel importante los contadores públicos y privados con su responsabilidad de verificar que se den sanas prácticas de prevención del lavado de capitales.
La imagen de país pacífico, cargado de bellezas naturales y gente educada y cordial que, en alguna medida ha logrado tener Costa Rica en el mundo, no debe ser enturbiada por el flagelo del narcotráfico, el lavado y todas las nefastas consecuencias que esto trae a un país.
La voz de alarma se ha dado, no se deben demorar las acciones que sean necesarias para prevenir que el perjudicial alud crezca y habrá que actuar, además, para revertir lo que ya, según el superintendente financiero, es una realidad.
El país cuenta con herramientas para trabajar en este sentido y deben ser utilizadas sin demora; pero si se necesitaran nuevas, habrá que implementarlas. Lo único que no puede permitirse Costa Rica es que las cosas sigan por este rumbo. Esta vez, no será posible esperar más a que se aclare ningún nublado porque las cosas parecen estar lo suficientemente claras.