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Miércoles, 11 de diciembre de 2024



FORO DE LECTORES


Aclaremos algunos asuntos sobre el relleno sanitario Los Pinos

Mary Munive Angermuller y Jessica Martínez Porras redaccion@larepublica.net | Jueves 26 octubre, 2023


MM


Mary Munive Angermüller

Vicepresidenta de la República

Ministra de Salud

Hasta hace unos años era muy común en el paisaje costarricense la imagen de botaderos de basura. Es más, en el colegio solíamos leer una novela de Fernando Contreras, Única mirando el mar, que se desarrolla en el antiguo botadero de Río Azul y en el que aparecen pasajes como este: “La gente produce basura, produce desperdicios e inmundicias, y hoy por hoy, cuando ya le está llegado al cuello, no sabe qué hacer con ella”.

El aumento significativo de nuestros residuos sólidos, así como la mayor conciencia sobre la necesidad de proteger la salud y el ambiente de manera integral, suscitó que a partir de los años 90 se generaran instrumentos para un mejor tratamiento de nuestros desechos. Hoy, ciertamente, seguimos enfrentando desafíos importantes, pero, también, hemos avanzado en la creación de herramientas que nos permiten gestionar los residuos sólidos con normas y procedimientos mucho más rigurosos que los de hace unas décadas.

En la Ley N° 5395 “Ley General de Salud” se define la salud como un bien de interés público tutelada por el Estado y se establece que es responsabilidad del Ministerio de Salud velar por la salud de la población. Junto con la Ley N° 8839 “Ley para la Gestión Integral de Residuos” se le confiere la rectoría en materia de gestión integral de residuos al Ministerio de Salud y se determina que esta cartera cuenta con potestades de dirección, monitoreo, evaluación y control en dicha materia. Esta ley, entre otras cosas, establece como obligación de las municipalidades la eliminación de vertederos de basura y la recolección de residuos en sus territorios. A propósito de esto último, cada municipalidad debe contar con un plan de gestión integral de residuos.

A inicios de este siglo, se tomó la decisión de iniciar con el cierre técnico del vertedero de Navarro del Socorro en Cartago y su reconversión a relleno sanitario mitigando el daño existente y permitiendo una gestión integral de los residuos, principalmente, de las municipalidades de Cartago, Paraíso, Oreamuno y el Guarco.

Así surgió el relleno sanitario Los Pinos.

Este mes recibimos una comunicación de la empresa que gestiona dicho relleno sanitario en la que se nos indicaba, de manera explícita, que el proyecto contaba apenas con una vida útil de dos semanas. Cabe decir que, cuando un relleno sanitario cumple su etapa de funcionamiento, entra en un periodo de cierre para iniciar labores de mantenimiento posterior a la vida útil. En este periodo el operador desarrolla una serie de intervenciones de corto, mediano y largo plazo orientadas a la restauración del espacio. Esa es, pues, la diferencia entre un relleno sanitario y un vertedero de basura: el primero implica un manejo responsable.

La empresa, en un principio, propuso utilizar un espacio denominado “área este”, en reconversión, donde hace aproximadamente 20 años se disponían residuos en el antiguo vertedero. Se trata, sin embargo, de un terreno que, actualmente, con una serie de restricciones por parte de la SETENA. Aunado a lo anterior, el Ministerio de Salud de forma previsiva solicitó algunas disposiciones técnicas relacionadas con aspectos constructivos y sanitarios de dicha área, que deberán ser presentadas por la empresa encargada previo hacer uso de esta y posterior a contar con el aval de la SETENA.

Considerando el corto tiempo de vida útil indicado por la empresa bajo sus condiciones de operación en ese momento y los tiempos que esta requiere para presentar los documentos solicitados por las instituciones, nuestra principal preocupación es el resguardo y protección de la salud de la población. Justo por esa razón se comunicó a las municipalidades de Cartago, Oreamuno, El Guarco y Paraíso sobre la necesidad de implementar un plan de acción que, ante el inminente cierre del relleno, que les permitiera seguir cumpliendo con sus obligaciones de recolección y disposición de residuos.

Está muy claro que el incumplimiento de deberes en la función pública se encuentra tipificado en el Código Penal. Yo, como jerarca, soy responsable de que el ministerio de Salud cumpla con los mandatos de la ley. Pero más allá de eso tengo un compromiso ético y personal con la formulación de políticas públicas de manera seria y responsable. Por ello hemos trabajado en la Política Nacional para la Gestión Integral de Residuos 2023-2033, la cual incorpora indicadores con los que pretendemos alcanzar un aumento sustancial en el porcentaje de residuos valorizables (el llamado al reciclaje). Cabe decir estos residuos con valor actualmente rondan un 9.6%.

Desarrollamos, además, una actualización del reglamento sobre rellenos sanitarios, el cual promueve prácticas seguras con requisitos a nivel de diseño, operación, mantenimiento e incluye a la extracción activa y promueve el aprovechamiento de biogás. Asimismo, estamos construyendo el reglamento para la gestión de residuos de construcción y demolición de obras, para así promover una gestión responsable y sostenible de los desechos generados por actividades de construcción y demolición. Estamos trabajando con el proyecto para la fiscalización e investigación en salud con uso de drones que contempla, de forma directa, mejorar el control de estos sitios, la vigilancia en la gestión de los residuos sólidos en el país y que, además, promueve la recopilación de datos precisos y confiables que contribuyan a la toma informada de decisiones y a la protección del ambiente y, por tanto, de la salud pública.

En el libro de Fernando Contreras, uno de los personajes se pregunta cómo es posible que un país como Costa Rica genere tanta cantidad de basura. Y Única, la protagonista, menciona más adelante: “Cuando yo hice el ranchito aquí, el basurero todavía quedaba lejos, pero fue creciendo, los tractores iban enterrando la basura”. Hoy estamos haciendo esfuerzos para que ninguna “Única” de Costa Rica se vea en la necesidad de vivir en un ranchito y para que jamás sienta que su hogar está siendo invadido por nuestros residuos sólidos.







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