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EDITORIAL


Acciones más que palabras

Para que el desarrollo tome el rumbo correcto y Costa Rica salve su riqueza natural se necesitan decisiones y acciones inmediatas

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 10 julio, 2009


Editorial


La falta de planes reguladores tiene en grave peligro la riqueza natural de la Península de Osa. Esta alerta que ha repetido en los últimos tiempos LA REPUBLICA —consciente de las consecuencias que estas situaciones conllevan en la condición actual del planeta— no ha sido atendida. Si antes ya era un sinsentido declararnos protectores de la riqueza natural y a la vez destruirla, hoy esa incoherencia es totalmente inadmisible. Se terminaron los tiempos en que se podía dar el lujo la humanidad de ignorar el daño que se estaba haciendo al planeta y a su biodiversidad. Pero para que el desarrollo tome otro rumbo, la ruta sostenible de que tanto se habla, se necesitan decisiones y acciones. Los discursos y afirmaciones por sí solos no significan nada. La Península de Osa, así como otros lugares de este país, está urgida de planes reguladores que paren la destrucción que la construcción está causando a su biodiversidad. Es imperativo detener los permisos para nuevas construcciones hasta tanto no se hayan implementado dichos planes reguladores y es igualmente imperativo reforzar y dotar de mayores recursos al Tribunal Ambiental Administrativo, que ha denunciado en varias oportunidades la situación en Osa para que amplíe su labor. En este Tribunal se siguen hoy 40 causas por construcciones irregulares en la Península. Las zonas donde se ha realizado la mayoría de las construcciones son de alta fragilidad ambiental, como áreas protegidas, y si las instituciones responsables no actúan de inmediato la destrucción será irreparable. La responsabilidad recaerá sobre quienes no están ejerciendo el debido control sobre las actuaciones de las instituciones involucradas. El mundo es cada vez más consciente de las consecuencias de este tipo de desarrollo descontrolado, como el de Osa, y un país como Costa Rica, constituido en una marca-país que busca el ecodesarrollo, no puede mantener la contradicción de permitir destrucciones como la de esa y otras zonas protegidas, que suceden ante la vista y por la inacción de quienes deben impedirlo.









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