A río revuelto, ganancia de pescadores: solicitud de pin en pagos mayores a ¢30 mil

La medida, está generando muchas dudas sin respuestas satisfactorias.

A partir del mes de julio toda nueva tarjeta que se emita en el sistema bancario nacional tendrá la capacidad de solicitar el PIN para las compras.

No encuentro un mayor retroceso en materia de pagos que pueda vivir nuestro país, después de todos los esfuerzos que se han hecho para implementar los dispositivos de pago sin contacto, nos salen con esta genial implementación, pareciera que las mentes brillantes que nos dirigen -a falta de ideas que generen valor- nos lanzan la primera barrabasada que se les ocurra.

¿Por qué lo digo? Porque en teoría esta medida se da en aras de fortalecer la seguridad de los tarjetahabientes, pero ¿Dónde está el estudio técnico que avale esta medida? Yo por el contrario puedo citar algunas de las falencias que vislumbro a esta implementación y me permito mencionárselas a continuación:

• ¿Habrán contemplado las largas filas a las que nos veremos expuestos en supermercados, gasolineras y restaurantes, cuando alguien no logré recordar su PIN?

• ¿Quién velara por la seguridad de los adultos mayores? Sabemos que ya se manejan claves para acceso a distintos sitios y que mediante estafas han despojado de sus ahorros o ingresos a los adultos mayores, ahora con un PIN que probablemente portaran en físico o en el celular ¿no se les vuelve más vulnerables?

• Siendo honestos, estamos viviendo una ola de inseguridad alarmante, en serio ¿creen que andar de una el PIN con nosotros es beneficioso? ¿O será más bien una facilidad para los amigos de lo ajeno?

• Actualmente, casi todos los negocios tienen cámaras de seguridad, ¿Qué me garantizará que al digitar mi PIN no se estará replicando por medio de esa grabación? Y de esa manera exponiéndonos a estafas.

• Los bancos también experimentarán largas filas y retrabajo con el dichoso PIN, ¿estarán preparados para la afluencia de consultas y regeneración de PIN que se les avecina? ¿cobraran las reimpresiones de estos? ¿Quién va a regular esta acción?

De seguro, existen más interrogantes, pero resumiendo ¿Cuál es el valor agregado de este requerimiento? ¿no sería más sencillo y barato exigir a los comercios que exijan el documento de identificación y verifiquen que la persona que paga es la misma del documento de identidad?

Intenté obtener del Banco Central de Costa Rica respuestas a esas interrogantes y adicionalmente al porqué decidieron que fueran ¢30 mil y no un monto mayor, sin embargo, como en la mayoría de las instituciones de este país y sus genialidades crearon una plataforma de consultas y pues aquí estoy… a la espera de su respuesta.

Si por la víspera se saca el día, ya vaticinó el próximo colapso en el país, el montón de gente con su seguridad vulnerada y a más de uno llorando por la platita perdida, como dice el título: a río revuelto…ganancia de pescadores.