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Miércoles, 8 de mayo de 2024



EDITORIAL


Un logro

| Jueves 09 enero, 2014




La gestión actual para obtener dinero del BCIE y construir hospitales debió hacerse hace años. Queda pendiente, para el próximo gobierno, la sostenibilidad del sistema de la Caja


Un logro

La noticia de que habrá dinero proveniente de un crédito del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para construir parte de la infraestructura que necesita la Caja para brindar los servicios de salud a que está obligada por ley, es sin duda una ayuda para el próximo gobierno que tomará el poder con un país lleno de problemas, endeudado y disgustado.
Entre otros, uno de los grandes problemas por resolver es el del sistema de salud. No puede una nación, pequeña o grande, progresar hacia un sano desarrollo con una población que si se enferma no tiene opción a buena e inmediata atención, exceptuando a quienes cuentan con recurso económico para acudir a servicios privados.
Lo que no queda claro, sin embargo, es por qué esta buena medida no se tomó desde el inicio de la administración Chinchilla.
Si en aquel momento, supongamos, el BCIE no hubiera confiado en la institución para otorgarle crédito, por el estado financiero en que la dejó el gobierno anterior, el Estado podría haberle dado su garantía.
Esto podría haber sido el inicio de una labor que en cuatro años eliminara las listas de espera construyendo y equipando hospitales, a la vez de utilizar las 11 mil plazas que creó para la Caja la administración Arias, para así contar con el personal médico y paramédico necesario.
Esta, entre otras medidas como definir un sistema idóneo, eficiente y transparente para hacer obra pública de carreteras y puertos y llevar a cabo un cambio positivo en los servicios de transporte público, habría logrado entregar un país sin tantos problemas y rezago a la siguiente administración, a la vez que hubiera evitado el enorme descontento que fue creciendo en la población al ver sus necesidades desatendidas.
Por ello, ahora que estamos nuevamente en el momento de las promesas, no podemos pedir a la ciudadanía que crea y tenga fe en unos cuantos conceptos generales enunciados por los candidatos a la presidencia de la República.
Venimos de varias décadas de presas impresionantes en las calles que generan la polución que nunca habíamos tenido en nuestro aire, que tiran por la borda cada día el valioso tiempo de la gente que produce y estudia. Sin embargo, los mejores logros han sido los grandes esfuerzos hechos por un funcionario público para habilitar trenes, no por un plan nacional de transporte.
Ojalá sobre estos y otros temas fueran interrogados los candidatos y se encontraran formas de que sus propuestas y cómo las realizarían llegaran a oídos de los votantes para que, al menos, entremos en mayo próximo a un nuevo gobierno con algo más que promesas. Los costarricenses ya no están para eso.

 







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