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INVERSIONISTA


Premian a “grandes” microempresarios

Carolina Acuña cacuna@larepublica.net | Lunes 05 mayo, 2014


Daysi Ortiz, de Talamanca; Dinorah González, de La Cruz; Mayela Zúñiga, de Tempate; Miguel Pérez de Abangares, y Eugenia Rodríguez, de Alajuela son quienes ganaron la VII edición de los premios a la microempresa. Esteban Monge/La República.


Reconocimiento lo otorgaron Fundación Citi y Financiera Adri

Premian a “grandes” microempresarios

Conozca cinco historias de éxito inspiradoras

Cinco microempresas de Guanacaste, Alajuela y Limón fueron premiadas por la Fundación Citi y la Financiera Adri debido a su innovación, esfuerzo, impacto positivo en la comunidad y el medio ambiente.

Estas compañías fueron postuladas además porque son un ejemplo a seguir ya que solicitaron un crédito para ampliar o mantener sus operaciones, y su comportamiento de pago ha sido excelente, a pesar de enfrentar muchas dificultades. Le invito a conocer más de ellas y que se inspire a continuar luchando.
En la categoría de Servicios se reconoció a la Asociación de Mujeres para el Desarrollo Agroecoturístico, Social y Organizativo de La Virgen, de Santa Cecilia de La Cruz, Guanacaste. Esta empresa se dedica a comercializar en las ferias de algunos cantones de esa provincia productos agrícolas sembrados por hombres y mujeres de una zona donde no hay oportunidades de empleo, donde existen problemas de desnutrición y pobreza extrema.
Fueron postulados para el premio por el Banco Nacional dado que solicitaron un crédito, se encuentran al día y sobre todo porque han tomado la decisión de que las ganancias de su emprendimiento no solo se reparten entre los miembros de la organización, sino que se usan para construir infraestructura productiva, que servirá en el futuro para todo el pueblo.
En la categoría de Industria, también postulada por el Nacional, se premió a Polinizaciones Costarricenses, un emprendimiento familiar que muestra una gran innovación a la hora de producir miel de abeja. La experiencia y conocimiento de uno de los padres en la producción de miel brinda empleos y capacitación en ese negocio a muchos vecinos de la comunidad. Ubicada en las Juntas de Abangares, también en Guanacaste, destaca por el uso de tecnología para dar trazabilidad a la producción, por lo que si usted encuentra una botella mala, con solo el código de lote pueden decirle de qué colmena viene la miel y controlar cualquier plaga o problema en el manejo del producto. Lo anterior gracias a un programa informático desarrollado por uno de los hijos de la familia.
Por otro lado, en la categoría de Servicios, The Lowlands Paradise, una empresa de cultivo hidropónico de hortalizas, fue premiada por su emprendimiento que no solo aprovecha muy bien la poca agua que hay en Tempate de Guanacaste, sino que es como el ave Fénix, y renace de las cenizas. En 2012, cuando ocurrió el terremoto de Nicoya, toda la infraestructura donde se sembraban las hortalizas se destruyó. Pero con el crédito que pidió al Banco Popular inició con más fuerza su producción y a la fecha es importante proveedora de ensaladas, tanto para hoteles en la costa del Pacífico, como para supermercados en la zona.
Otra historia digna de contar es de quien obtuvo el galardón de la Empresa más Amigable con el Medio Ambiente, Exenos de Costa Rica. Esta compañía cumple con el refrán de que nadie es profeta en su tierra. Dedicada a hacer productos como repelentes e insecticidas naturales que no dañan a los seres humanos ni el medio ambiente, esta compañía recibió del Ministerio de Salud de Panamá el reconocimiento de producto de interés para la salud humana en su producto “Fuera moscas” el cual se aplica en todos los hospitales del país canalero, para evitar la contaminación que producen esos insectos. La empresa que es familiar se ubica en Alajuela y fue postulada por la Cámara de Exportadores.
Finalmente, la señora Daysi Ortiz en Talamanca, Limón, ganó la categoría de mujer empresaria. Chocolates de cacao orgánico, y platillos elaborados con harina de plátano son parte de su producción, la cual vende en la feria de Puerto Viejo y le han permitido pagar una deuda que había adquirido junto con sus vecinas en La Fundación Mujer, pero al ser abandonada por sus compañeras hizo frente a los pagos sola. El sentido de honor y deber de una mujer que se echa al hombro una empresa, para pagar un crédito y sacar adelante a sus hijos le han permitido crecer y con la ayuda de los hijos proyectarse a ser cada vez una empresaria más sólida.

Carolina Acuña
cacuna@larepublica.net







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