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Jueves, 28 de marzo de 2024



EDITORIAL


Pobreza y desigualdad… ¡tienen solución!

| Sábado 25 enero, 2014




“La lucha contra la pobreza depende no solo de contar con una brecha aceptable entre ricos y pobres, sino también de incrementar la producción de todos”


Pobreza y desigualdad… ¡tienen solución!

A propósito del tema de la pobreza en nuestro país, el cual se ha tratado en muchos de los debates públicos entre los candidatos a la presidencia, pareciera que sigue siendo algo así como un gran asunto, ineludible, pero cuya solución se menciona a veces con dos o tres palabras.
El tema, por el contrario, requiere un plan muy concreto, viable, eficiente y cargado de voluntad política para que llegue a concretarse.
Acabar con la pobreza extrema en Costa Rica es posible. Mejorar la condición de la gente pobre y de la clase media también. Todo esto puede hacerse sin sacrificar para ello el necesario crecimiento de la economía.
Sin embargo, hace falta tomar medidas, planear y concretar acciones de gobierno que se dirijan a esos objetivos no como “calmantes” momentáneos para hacer creer a la población que el asunto se está enfrentando, sino con verdaderas políticas inteligentes.
Corea del Sur, que tiene un alto nivel de igualdad de ingresos, es un ejemplo de cómo un país puede llegar a ser rico en un corto tiempo y a la vez repartir la riqueza entre todos los segmentos de la población. De esto nos habla un análisis de este medio el viernes anterior, sin que por ello deba entenderse que tenemos que copiar modelos tal cual. Cada país requiere el suyo.
Así, dice nuestro análisis, “la lucha contra la pobreza depende no solo de contar con una brecha aceptable entre ricos y pobres, sino también de incrementar la producción de todos”.
No es eso lo que viene sucediendo en Costa Rica. Lo ocurrido es que algunos sectores productivos del país se beneficiaron con buenas políticas que los ayudaron a incrementar su producción, pero otros fueron abandonados a su suerte justamente cuando más necesitaban de un impulso para sortear la gran dificultad de competir aceptablemente en medio de la apertura comercial.
Por otro lado, servicios públicos esenciales para garantizar a toda la población una buena condición de vida que le permita enfrentar con éxito el día a día sus labores, también se deterioraron considerablemente.
Una población sin acceso universal a buenos servicios de salud y a una mejor calidad de educación, fue bajando peldaños aceleradamente en vez de subir en la escala social, con todas las consecuencias negativas que individual y colectivamente esto conlleva.
Estas políticas produjeron el actual estancamiento, si no aumento de la pobreza y agrandaron considerablemente la brecha entre ricos y pobres.
Todo esto y mucho más, imposible de abordar en tan corto espacio, es lo que debe enfrentar adecuadamente el próximo gobierno, si quiere pasar del discurso ambiguo a la concreta realidad en materia de pobreza y desigualdad.
 







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