Oportunidades perdidas
| Sábado 04 enero, 2014
Se necesitan más oportunidades de capacitación para convertir la oferta de las empresas locales en un producto aceptado por una multinacional
Con el lector
Oportunidades perdidas
Son bastantes los retos que deberá analizar el país con lupa para este año en el ámbito exportador y empresarial. Un preámbulo de empresas nacionales rezagadas en encadenamientos y modernización de su oferta fue lo que dejó 2013.
El error no está en los exportadores, sino en la falta de incentivos desde la institucionalidad, además de la poca inversión en innovación y desarrollo que ya es patente.
Anular de a poco los malos pasos del año que acaba de finalizar sería necesario para escribir nuevas páginas para las pequeñas y medianas empresas a partir de este año.
Hablo de eliminar el exceso de trámites, promover no solo su inserción en el mercado local e internacional sino apoyarlas para que sus negocios permanezcan con vida a lo largo de los años.
El aporte de la Inversión Extranjera Directa es mucho pero, ¿dónde quedan las empresas nacionales?
Más allá de atraer decenas de empresas al año, evitar ver caer nuestro factor productivo nacional es una batalla que debe ir de la mano. El empleo que generan las multinacionales, aunque es un gran aporte, es insuficiente para toda la población.
Se necesitan más oportunidades de capacitación para convertir su oferta en un producto aceptado por una multinacional, ya que por ahora el no cumplir con los requisitos ambientales, productivos y de calidad es la principal traba para que los encadenamientos no se generen.
Esto cierra las puertas de miles de posibilidades para aumentar los ingresos de miles de familias que viven de los ingresos de una pequeña y mediana empresa.
Depender en gran medida de materia prima importada, para elaborar productos finales y exportarlos es una realidad para siete de cada diez productos ticos que llegan al extranjero.
Está claro que agregar valor a nuestros productos y eliminar esa dependencia es otro de los retos.
Pero en lugar de hacerlo, estamos dando todos los pasos para que en poco tiempo los negocios nacionales sigan perdiendo su cuota de mercado. Con una oferta basada en productos que pierden participación a nivel internacional.
Si bien es cierto que el sector agro no lo está haciendo del todo mal, faltan esfuerzos para que esa oferta se mantenga y crezca.
En el último año el mayor aporte en el crecimiento del sector exportador lo otorgaron las nuevas tecnologías, que cambiaron el panorama del país pero a manos de las zonas francas, conformadas por empresas extranjeras.
Al contrario, las compañías nacionales posicionaron con éxito solo el 36% de su oferta en el mercado extranjero.
Falta más inversión en desarrollo y tecnología, al no hacerlo solo vamos cavando un hueco más profundo para las empresas que van quedando rezagadas mientras solo algunas escalan a la cima.
Fortalecer el sector exportador nacional no es una acción por posponer, por ejemplo el sector agro cae pero genera más de cinco veces el empleo de las zonas francas.
Además, la inserción de las pymes al sector exportador les permite dar mejores condiciones a sus empleados y las que se destinan al mercado local aumentan su posibilidad de quedar atrás.
Para finalizar, destaco una de las medidas que sí llegaron el año anterior: la aprobación de la ley que permitirá dar, por ejemplo, la maquinaria como garantía del préstamo, eliminando así la necesidad de una prima. Esto fue solo un paso para apoyar a las empresas nacionales, pero faltan medidas para acaparar al 95% del parque empresarial del país.
María Fernanda Cisneros
mcisneros@larepublica.net