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EDITORIAL


No gastemos lo que no tenemos

| Martes 22 mayo, 2012





Las instituciones de gobierno y del Estado deben operar conjugando alta eficiencia, calidad de servicios y ahorro de recursos

No gastemos lo que no tenemos

Las tareas que realizan las instituciones públicas, todas de mucha importancia para la buena marcha del país, deben hacerse con alta eficiencia y economía de recursos.
Sin embargo, pareciera que no existe la capacidad en la mayoría de esas entidades para conjugar estos dos factores.
Quizás un ejemplo hable por sí solo. En una nota de este medio ayer, donde se toca el tema del gasto de Aresep, se respondió diciendo que “si no existiera regulación, los prestadores cobrarían precios monopólicos y con eso, el país pagaría varias veces más que lo que valen los hospitales, los aeropuertos y las carreteras juntas”.
Está bien claro que la nota de este medio nunca pretendió que no debería haber regulación. Eso sería un desastre, no una administración pública.
Por el contrario, lo que sí intentamos resaltar, porque aunque es básico no se cumple, es que se debería regular y controlar pero con alto grado de eficacia y con ahorro de recursos. Es decir, aumentando la eficiencia, no la planilla y los salarios y ajustándose a una modesta planta física porque nuestra economía por el momento no da para más. Lo contrario entra en franca contradicción con la afirmación del gobierno de que se procura contener el gasto.
Costa Rica tiene urgencia de poner en práctica una verdadera contención del gasto y esto pasa por contar con planes y con presupuestos que obedezcan a ellos, pero además con buenos sistemas de controles.
En algunos casos, nuestras instituciones lo que necesitan es funcionar con menores costos. Es decir, un cambio en las formas de operar para un mayor rendimiento de los recursos.
En otros casos, a esto hay que agregar un buen sistema de supervisiones y controles. Asimismo, la implementación de medidas para que los dineros públicos no sean mal utilizados o, peor aún, sean desviados para beneficios particulares.
Si eso hicieran nuestras instituciones del gobierno central y del resto del Estado tendríamos un menor déficit fiscal.
Si además de eso se controlara todo tipo de evasión de impuestos y tributos, Costa Rica podría brindar bastante bien los servicios públicos esenciales para la población, ya que para eso fue eliminado el ejército hace muchos años en un gesto de inteligencia.
Lo que no fue inteligente ni correcto fue permitir o propiciar el crecimiento desmedido en los últimos años de una planilla pública que no se tradujo en buenos y oportunos servicios para la población.






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