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EDITORIAL


Matar y morir…¿Por qué?

| Miércoles 23 enero, 2013




Tiroteos y matanzas en sitios públicos. ¿Qué produce esta falta de salud mental? ¿Cuáles causas que probablemente impactan desde hace mucho tiempo sobre las sociedades, originan el fenómeno?


Matar y morir…¿Por qué?

El tiroteo que se produjo ayer en el campus norte de la Universidad Lone Star de Texas, la mayor institución educativa de Houston, con cerca de 90 mil estudiantes, que dejó como saldo tres personas heridas y una infartada (al momento de escribir no había confirmación sobre muertos), se suma a una larga lista de balaceras en sitios públicos en diferentes lugares del mundo en los que, generalmente, el responsable de los hechos termina suicidándose.
Este nuevo acontecimiento ocurre cuando aún está fresca la escalofriante matanza ocurrida hace un mes, en la que murieron 27 personas, entre ellas 20 niños, a manos de una persona que también acabó muerta, en una escuela de Connecticut, también en Estados Unidos.
Lo ocurrido revivió el debate sobre el derecho a poseer y portar armas de fuego en Estados Unidos. El pasado 16 de este mes el presidente Barak Obama firmó 23 decretos ejecutivos para fomentar el control de las armas de fuego en ese país del Norte.
No hay duda que estos tiroteos y matanzas, en cualquier lugar que ocurran deben mover a acciones para tratar de controlarlas. Pero además de las medidas de este tipo, se debe pensar en las causas que originan el fenómeno y que probablemente vienen impactando desde hace mucho tiempo sobre las sociedades.
¿Qué produce esta falta de salud mental? ¿Cuál es la causa de que aparezcan este tipo de conductas en algunos seres humanos que, además, encuentran a mano, con asombrosa facilidad, las armas que requieren para concretar esos actos?
Esto es algo que debe estudiarse y analizarse porque es ahí, en las mentes insanas de esas personas donde se inician y se planean, o se ejecutan sin premeditación, estos actos que colman de dolor y desesperanza luego a tantas familias además de segar la vida de las víctimas directas.
Las sociedades del mundo, no solo la de Estados Unidos, debemos preguntarnos qué factores en los estilos de vida impulsados están llevando a lo contrario de lo que deberíamos anhelar: una vida feliz y sin violencia.
Ojalá esto, sumado a las acciones para controlar la tenencia y el uso de las armas, dé los resultados que debería dar y acabe con estos asesinatos de personas inocentes, que ya han abarcado escuelas, colegios, cines, restaurantes, empresas y comercios entre otros sitios.

 







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