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Louis Vuitton, año cero

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 07 enero, 2014




MODA

Louis Vuitton, año cero

Ahora la firma es “cool”, un adjetivo que se ha convertido en el principal y rentable legado de Marc Jacobs

Scarlett Johansson ha sido una de las protagonistas de la firma Louis Vuitton.Internet / La República

El 2013 echa el cierre como uno de los años menos movidos de la moda, con pocos fichajes y cambios. El más relevante, el de Marc Jacobs al frente de Louis Vuitton, una salida que pone punto y final a una década de explosión creativa y que abre la veda del relevo generacional en el sector.
En los 90, Marc Jacobs y John Galliano desembarcaron en dos de las más tradicionales casas francesas del lujo, Louis Vuitton y Christian Dior, con el objetivo de vestirlas con la frescura y la modernidad que reclamaba el nuevo siglo.
Sus viscerales y mediáticas creaciones simbolizaron la renovación generacional y creativa, que ahora parece ponerse en marcha de nuevo, en un sector donde los vaivenes de tendencias y los fichajes de diseñadores son un elemento intrínseco a su ecosistema.
Jacobs (1963) y Galliano (1960) abandonaron, por razones diferentes, sus respectivas firmas y dejaron paso a creadores una década más jóvenes, como Raf Simons (1968) y Nicolás Ghesquière (1971), caracterizados por un lenguaje menos ostentoso, barroco y cargado de espectáculo; en definitiva, más acorde con la austera época que les ha tocado vivir.
La abrupta salida de Galliano, a finales de 2012, por proferir insultos antisemitas y declarar su amor por Hitler, ha coleado por su lucha en los tribunales y sus intentos fallidos de volver al trabajo, y ha transformado su imagen de incansable y intuitivo creador en un fantasma de sí mismo.
Jacobs en cambio, cerró la etapa de Vuitton con la cabeza bien alta y la nada desdeñable tarea de dedicarse en exclusiva a su firma, que, según los rumores, saldrá a bolsa el año que viene.
Deja tras de sí uno de los legados más creativos, viscerales y explosivos de su tiempo: levantó de la nada una línea de “prêt-à-porter”, ha colaborado con artistas contemporáneos como Stephen Sprouse y Takashi Murakami y, lo más importante, ha impreso al ADN de la firma francesa su original efervescencia creativa.
Ahora Louis Vuitton es “cool”, un adjetivo que se ha convertido en el principal y rentable legado que un diseñador puede dejar a su marca.

Madrid / EFE


 







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