Las rentabilidades
| Lunes 04 noviembre, 2013
Las rentabilidades
Las rentabilidades privadas deben estar equilibradas con las públicas (Karl Marx / Adam Smith).
Desde que la Standard Oil, gestada por John D. Rockefeller, consolidó en el mundo las prácticas monopolísticas o los “trustes”, y priorizó y persistió en la dureza de los instintos de posesión y poder en el manejo y control de los sistemas económicos —el petróleo y sus derivados formaron un Monopolio Comercial Globalizador a finales del siglo XIX, durante el XX, y lo que se llevamos del siglo XXI, y sus efectos reales han sido vivir todos los días bajo una “codicia desproporcionada”, o la así llamada “maldición de los recursos”, responsable en mucho de las guerras, golpes de Estado, masacres, revoluciones y traiciones políticas de todos conocidas, más la aparición del “Vivazo”, en nuestra historia política interna.
Ninguna empresa productiva interpretada de Capital Privado, renuncia por Solidaridad y por la denominada rentabilidad social, al uso, manejo y control autónomo de la producción, precios, comercialización, y la más alta rentabilidad de la actividad comercial en que se encuentre, aunque esta sea la extracción y explotación de los esenciales recursos colectivos o demaniales, que poseen por decisión natural los distintos países.
El Capital Privado ha “construido” históricamente alianzas y componendas con muchos grupos gobernantes de países con riquezas prometedores, incluyendo las naciones pobres, para poder llegar a una explotación de bajo costo de estos recursos, tales como la hidroelectricidad, la industria pesquera, el espectro radioeléctrico, el petróleo, el carbón, el envenenamiento del agua de los ríos por el nitrógeno y el amoníaco procedente de los fertilizantes químicos, el gas natural, el cobre, el oro, platino, la bauxita, y todo el acervo de minerales que representen ganancias monetarias, para el corto y largo plazo.
La ortodoxia del “libre mercado”, ha sido hacer prevalecer a la fuerza el criterio de que todos los “mercados deben estar en competencia”, para solucionar, según ellos, el problema de la escasez y el desempleo; y esto lo hacen presionando con poder económico la apertura de los mercados, garantizando a ultranza el derecho a la propiedad privada, y sosteniendo la estabilidad macroeconómica sobre todas las cosas. Todos comprendemos que esta fuerza de imperio, ha causado ya muchas guerras, coloniaje, vasallaje, corrupción, odios, venganzas, matanzas y revoluciones perversas. Esta tendencia continuará en nuestra historia, hasta el final de los tiempos, salvo que aparezcan milagros celestiales, que eviten el agotamiento de los recursos naturales, y/o que la población del mundo supere dentro de 50 años 8.500 millones de personas en el Planeta, o que comprendamos a tiempo de que todo estriba en un equilibrio de rentabilidades públicas y privadas.
Hay mucho de cierto en que el sector privado es muy útil al crecimiento económico, pero también es un hecho real que el sector público debe suministrar bienes públicos esenciales (infraestructuras), que el mercado privado no puede aportar adecuadamente y sin las que este es incapaz de prosperar. Esta infraestructura pública, coadyuva con los indigentes, satisface las necesidades básicas de las personas que por alguna razón son víctimas de incapacidades, ofrece educación académica, técnica y seguridad pública; garantiza que los pobres tengan acceso a la atención sanitaria, agua potable, carreteras, puertos, aeropuertos, ámbitos comerciales, electricidad, telecomunicaciones, control de enfermedades infecciosas, y una buena gestión medioambiental, vivienda digna y respeto social.
Si las infraestructuras principales se dejan en manos del mercado privado, tendrán tendencia a ser insuficientes, a imponer precios de monopolio, y entrar en un proceso de exclusión que será absolutamente fatal conforme pase el tiempo.
En cuanto a los precios de monopolio, hay tendencia en Costa Rica de deshacer el modelo eléctrico del ICE, como integrador del Sistema Eléctrico Nacional. Pero por ninguna parte se lee o se compara el éxito de Islandia en su senda desde la miseria hacia el desarrollo, país que ha explotado científicamente sus reservas de peces, y ha alcanzado un desarrollo espectacular en la explotación de su energía geotérmica, que es hoy por hoy el único recurso alternativa técnico, financiero y económico, que tiene nuestro país para sustituir el enorme riesgo económico que significa continuar consumiendo petróleo dentro la firmeza acostumbrada de la generación eléctrica.
Por lo que veo, muchos “políticos” andan buscando el mejor negocio, lo que más dinero produzca aunque sea para el corto plazo. Es la actuación electoral del “Vivazo” que pulula en nuestro medio.
Elías Lizano Jarquín
Economista
Exmiembro junta directiva ICE
lizano.e@gmail.com