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COLUMNISTAS


La oposición a un paquete fiscal

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 09 octubre, 2013


Para mejorar las finanzas del Estado hay que recortar gastos primero, demostrar capacidad de hacer “algo”, y luego pedir más aporte a los contribuyentes


La oposición a un paquete fiscal


Repetidamente se escucha que la presidenta Laura Chinchilla pretende promover la aprobación de un paquete fiscal en el intervalo entre las elecciones del 2 de febrero y la toma de posesión del gobierno nuevo. La idea es que pasadas las votaciones los legisladores pudieran actuar con mayor independencia y aprobar un plan para dotar al Estado de recursos frescos.
El problema con el plan es que el pueblo costarricense, según la última encuesta de la CID/Gallup, por primera vez desde que se realizan estas mediciones de la opinión en 1979, cita la corrupción del gobierno como el mayor problema del país.
Además, la percepción de que el Estado da un uso muy o algo ineficiente a los recursos que le entran es algo que comparte un 82% de la población.
El argumento de Chinchilla y su Ministro de Hacienda que “estamos gastando mucho más de lo que percibimos en ingresos y si seguimos así vamos a terminar como Grecia o, peor aún, como España” seguramente es válido. Pero esos dos países han recortado drásticamente sus planillas y programas estatales, y como parte del esquema de austeridad también han buscado fuentes de recursos nuevos.
En Costa Rica hay partes del Estado donde nunca gastan los excedentes al fin de año —pensar las alcaldías y algunas autónomas— y no hay ninguna disposición de la administración a reducir el tamaño de la planilla del sector público. Pero sí quiere la Presidenta cobrar más impuestos donde “cree que puede.”
Complicando la búsqueda de más recursos está la opinión muy sentada de que “el gobierno no es capaz de resolver los problemas del país.” Aunque esto se refiere principalmente a la administración actual, la verdad es que ya es un desdén hacia el sector gubernamental como un todo.
El crecimiento vertiginoso de los casos de dengue que el gobierno reconoce que no preparó para impedirlo, la Trocha, los puentes, la situación con los arroceros, los proyectos paralizados —centro de convenciones, puerto de contenedores, autopistas, vivienda de interés popular— el aumento en la delincuencia, el mal servicio de la Caja, la deserción escolar, todos contribuyen a provocar una pérdida de confianza en las instituciones públicas.
El hecho de que se jugará el último partido clasificatorio contra México en un Estadio Nacional sin techo en un sector exacerba la sensación de que hay una incompetencia nunca jamás vista en un gobierno.
No creen los costarricenses que es por falta de dinero que no cumple el Estado —es por incapacidad de sus funcionarios.
La única manera de lograr una mejoría de las finanzas del Estado es recortando gastos primero, demostrando capacidad de hacer “algo”, y luego pidiendo un aporte adicional a los contribuyentes.
Es cierto que los diputados pudieran votar por un aumento en los impuestos; de por sí no se pueden reelegir. Pero tendrán que vivir ellos en el país después de mayo del año venidero y mirar a sus amigos y familiares en la cara y defenderse si lo hicieran.


Carlos Denton

cdenton@cidgallup.com


 

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