Golpistas
| Jueves 03 julio, 2014
Las cúpulas políticas traicionan a la sociedad cuando llegan al consenso privado para suplantar el sufragio público
Golpistas
Las izquierdas pretenden violentar el proceso político en el estado de Veracruz. El PRD ha propuesto reformar la constitución para que se posponga la elección de gobernador. Al término del actual gobierno, sería el propio congreso, bajo esta tesis, quien designaría a un gobernador por dos años. Además designaría a 212 juntas municipales para gobernar por un año igual número de municipios. Así. De un plumazo.
Hay diversas formas de golpe de Estado. La más socorrida es la que abunda en violencia. Un grupo armado que traiciona, incumple su juramento y derroca al poder constituido. Ejemplos desgarradores de estas acciones son los golpes de Huerta contra Francisco I Madero y de Pinochet contra Salvador Allende. En ambos los ejecutivos derrocados pierden la vida y sus muertes desatan una represión feroz.
Hay autogolpes. Se dice que Luis Echeverría sondeó la posibilidad entre los altos mandos castrenses para derrocar a su gobierno pero no a él. Alberto Fujimori dio un golpe de mano en 1992 para cerrar el congreso y el poder judicial. Tomó como ejemplo el golpe de Juan María Bordaberry en Uruguay en 1973.
Hay golpes a los golpistas, en donde se produce un golpe de estado para remover a otro grupo golpista. Eso ocurrió en Irak, de manera reiterada antes de la dictadura de Hussein y se registró también en Bolivia, en 1970, cuando el Coronel Hugo Banzer derrocó al general Juan José Torres.
Existen los golpes de facto: aquellos en los que se pervierte a la democracia para mantener las instituciones en la forma pero no en el fondo; en el derecho, pero no en el hecho. Es la ficción legal contra la desgracia real.
La democracia pervertida ha sido el camino del neoautoritarismo para perpetuarse. Hay un nuevo tipo de autócrata: el que quiere gobernar sin contrapesos pero no quiere admitirlo. Le gusta el rostro cruel del abuso pero prefiere maquillarlo.
Así sucedió con el chavismo, en donde el poder legislativo delegó sus propias facultades para permitir que el comandante gobernara por decreto. Lo mismo ha ocurrido en Ecuador, en Nicaragua, en Bolivia. Se abre la puerta a la reelección ad perpetuam para competir en elecciones a modo, volcados los recursos públicos en favor de la permanencia.
Y existe el golpe de estado técnico, o de gabinete, que es el caso que nos ocupa. Este se da cuando se abusa de un mandato para torcer la ley a los intereses de un grupo de poder.
Un congreso no puede modificar la constitución para posponer una elección y designar en un acuerdo cupular a quien gobernará. Eso es degollar a la democracia. No pueden los legisladores erigirse como Supremo Poder para designar 212 gobiernos municipales.
El golpe de estado técnico se da cuando se suplen los mandatos constitucionales y democráticos para someterlos al capricho de un puñado de políticos.
Las cúpulas políticas traicionan a la sociedad cuando llegan al consenso privado para suplantar el sufragio público. Cuando pretenden sustituir el proceso democrático por la negociación oscura. Cuando se arrogan el derecho de definir unos cuantos el futuro de millones.
No. No puede haber gobernantes designados. Solo en aquellas hipótesis que prevé la constitución. Cualquier otro intento tiene un nombre preciso: golpe de Estado técnico.
Fernando Vázquez Rigada
@fvazquezrig