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Energía limpia, un reto de futuro

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 11 junio, 2013


La estrategia carbono neutral del país es un paso en la dirección correcta, pero solamente planear sin ejecutar sería un fracaso y una doble moral como sociedad


Reflexiones

Energía limpia, un reto de futuro

En un país altamente dependiente del petróleo y con una escasa y poco exitosa estrategia en materia de ahorro energético, tenemos, la verdad, más preguntas que respuestas al reto de convertirnos en una potencia mundial de energía limpia y de uso de tecnologías bajas en emisiones de carbono.
Este reto país está pendiente de enfrentar en un entorno que nos mueve más y más a preocuparnos por el corto o cortísimo plazo, donde los elevados precios de la energía eléctrica y el constante vaivén de los precios del petróleo se han convertido en una preocupación principal de empresarios y ahora, de las autoridades políticas.
Energía limpia es esencialmente aquella energía renovable que tiene bajo uso del entorno o ecosistema natural y que tiene poco o nulo impacto en las emisiones de carbono, elemento central en la destrucción de la capa de ozono global.
Se trata entonces de múltiples opciones tanto en combustibles para el transporte como en fuentes de generación de energía eléctrica. Sin embargo, la energía más limpia es aquella que no se usa o se evita utilizar, al igual que el viaje más limpio en el transporte es aquel que se evita o no se realiza.
La estrategia carbono neutral del país es un paso en la dirección correcta, pero solamente planear sin ejecutar sería un fracaso y una doble moral como sociedad. Es por eso que el país requiere de un cambio sustantivo en la mentalidad y en la direccionalidad de nuestras políticas energéticas.
Se requiere con urgencia la disponibilidad de gas natural como opción de transición en la industria eléctrica, en las industrias intensivas en energía y en el transporte de carga y de pasajeros.
Se requiere profundizar las políticas de ahorro y uso racional de la energía generando tarifas para dichas estrategias, fortaleciendo empresas independientes que lleven a cabo esta labor.
Es necesario impulsar fuentes alternas de energía limpia, la biomasa y su potencial, los biocombustibles amigables con el ambiente, la generación eólica, la energía geotérmica y por supuesto, hidráulica en distintas proporciones y tamaños. El país debe empujar la generación distribuida no como plan piloto sino como alternativa real a los autoproductores y a la cultura de autogestión energética.
Se requiere un sector más flexible y descentralizado, es necesario eliminar las barreras mentales y favorecer la energía limpia como una nueva cultura de vida de los ciudadanos. No podemos seguir pensando en los pasados 50 años, debemos enfrentar los retos del cambio climático, de la integración regional y su desarrollo, de la transparencia democrática y sobre todo, de la necesidad de competir en un mundo global con precios, calidad, cobertura y sustentabilidad en nuestras fuentes y usos de la energía.

Leiner Vargas Alfaro

www.leinervargas.com
 

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