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Chisporroteos

Alberto Cañas afcanas@intnet.co.cr | Miércoles 16 octubre, 2013


No sé si poseo todos los libros de cuentos de Alice Munro (tengo nueve), pero sí sé que hace ocho años estoy convencido de que en ella hay una autora de Premio Nobel


Chisporroteos

Creo que fue en el año 2005. Andaba yo con mi esposa por la ciudad de Nueva York, y como era mi costumbre cuando estaba en esa ciudad, una mañana compré el New York Times y la imprescindible revista The New Yorker. En el periódico hallé un comentario sumamente favorable sobre un libro de cuentos (cuyo título y autor anoté con la intención de adquirirlo ese mismo día), y en la revista un cuento de la misma autora que el libro que tan favorable opinión merecía. La autora del libro y del cuento era la canadiense Alice Munro. Y así comenzó una de las adhesiones más firmes que lector alguno haya dado a un escritor.

No sé si poseo todos los libros de cuentos de Alice Munro (tengo nueve en mis estantes), pero sí sé que hace ocho años estoy convencido de que en ella hay una autora de Premio Nobel. Por eso, la semana pasada fue una sorpresa agradable para mí leer una información fechada en Estocolmo, que daba casi por seguro que el Nobel de este año sería para un determinado escritor chino a quien tengo hace rato en la lista de los latosos impenetrables y agregaba una lista de los autores que habían sido considerados. Allí vi el nombre de Alice Munro (una canadiense de 82 años que solamente cuentos escribe, y que guarda silencio hace tiempo). No se me ocurrió pensar que la noticia del siguiente día sería que el Nobel le había sido adjudicado a ella

Nacida en 1931 en un pequeño pueblo canadiense, Alice Munro ubica casi toda su literatura precisamente en pequeños pueblos y trata insistentemente de pequeños problemas de orden íntimo y familiar. Lo menos parecido que ustedes se puedan imaginar a la literatura que por lo general se produce en nuestros días a todo lo redondo del orbe.
Pero el hecho es que aquí están su impecable idioma, su aguda penetración de los problemas y las psicologías de sus personajes, la plasticidad con que pinta los pequeños escenarios de sus siempre convincentes historias, que han logrado penetrar los prejuicios de la época (cada época tiene sus prejuicios y no hay nada que pueda intentarse para acabar con ellos) y darle a esta mujer un ejército de lectores. En español es muy asequible, pues prácticamente todos sus libros han sido traducidos y publicados en España, y con frecuencia puede uno encontrarlos en nuestras librerías.

A Alice Munro hay que acercarse sin miedo, con el convencimiento de que se va a hacer contacto con una escritora notable y sencilla que conoce a los seres humanos y sabe penetrar en sus problemas, grandes o pequeños, y convertirlos en literatura de la buena.
El Nobel, que ha andado haciendo experimentos por todo el mundo recupera su condición de señal de alarma y nos dice que esto hay que leerlo. Expresión que me limito a formular. Esto hay que leerlo.

Alberto F. Cañas

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