5G, ¿Hacia dónde nos movemos?

José Rodríguez Jarquín

Especialista en Telecomunicaciones

Hace un par de años mientras brindaba una charla alguien me preguntó: ¿Qué es 5G?; buscando armonizar un concepto, la respuesta más consistente y puntual que escuché vino desde la última fila: “es lo que sigue después de 4G”

Si bien es cierto en los últimos dos años la discusión sobre el tema de 5G se ha incrementado en los diferentes foros empresariales, sociales y políticos, fue hasta el pasado 08 de mayo que se produjo la instrucción directa del presidente de la República, en la cual se comunicó la necesidad de solventar el tema de frecuencias y espectro radioeléctrico necesario como materia prima para el desarrollo de dichas redes.

Sin embargo, es importante poder ver un poco para atrás y entender que, ante tanta incertidumbre, presión y expectativa, estamos hablando explícitamente de la quinta generación en la evolución de las redes móviles. Si hasta hoy en Costa Rica, en el plano cronológico hemos podido desarrollar y experimentar esta evolución de redes móviles, pasando de la 1G hasta la 4G, ¿Qué nos está impidiendo poder desarrollar y dinamizar el mercado con las múltiples posibilidades que viene a representar 5G?

Para responder esta pregunta, podrían generarse muchas tesis y antítesis, lo cierto es que las posibilidades que aportaría, junto con la robótica, la inteligencia artificial y el aprendizaje inteligente de las máquinas pueden alcanzar tal magnitud, que puede inferir a mediano plazo, una transformación de los actuales modelos productivos, algo que, como es evidente, tiene un profundo impacto económico y social.

Aunque las discusiones alrededor de 5G ponen sobre la mesa escenarios que hasta hace una década podrían parecer ciencia ficción tales como vehículos autónomos, redes que dirigen líneas de producción con escasa participación humana, sensores que controlan todos los eslabones de las cadenas de valor en infinidad de sectores e industrias; debemos hacer una necesaria pausa para marcar el momento en el que estamos y realizar el análisis de los pasos previos, para poder llegar a esas aspiraciones.

Necesariamente, como país debemos ejercer el compromiso y el camino de las diferentes aristas alrededor de esta conceptualización en las cuales se cimentarán las bases del progreso exitoso en la implementación de esta tecnología, por lo cual es pertinente delimitar los actores principales en la sinergia del Estado como orquestador y facilitador, así como los operadores quienes poseen la responsabilidad activa del despliegue y desarrollo de la tecnología.

Expectativas y realidades

Sin embargo, de estas expectativas sobre 5G, algunas pueden estar sobredimensionadas en cuanto a los plazos, ya que debemos tener clara la ruta sobre los pasos previos –que si bien nos hemos tardado para empezar– que esta evolución tecnológica exige; para esto debemos ver el desarrollo como un conjunto de tecnologías de redes y servicios que invitan a un despliegue paulatino y desafiante.

Es acá donde Estado mediante el proceso de creación de política pública y la labor de los operadores, van a permitir dar los primeros pasos, en los cuales inicialmente en 5G significará mayor velocidad de acceso respecto de 4G, y la baja latencia; pero está lejos de ser el auténtico impacto.

Con los primeros lanzamientos podremos palpar un aumento en la velocidad de acceso y el ancho de banda, sin embargo, no estamos hablando aún de vivir una nueva experiencia para los usuarios, que es la promesa fundamental de las redes 5G para el futuro. De alguna manera, se verá inicialmente mayor velocidad -una fracción del potencial de 10 gigabits por segundo-, pero con redes ofreciendo los mismos servicios actuales mediante una experiencia de usuario mucho más consistente.

Será un progreso constante, donde la economía tendrá una repercusión positiva, en la cual nacerán múltiples oportunidades de negocio con el rompimiento de algunos paradigmas en la forma en que todos interactuamos con internet, así como una línea ascendente en cuanto a las mejoras en la experiencia y calidad de vida de los usuarios; un progreso que, mirando en retrospectiva, debió iniciar hace un tiempo, sin embargo, el mejor momento para iniciar, debe ser hoy.