10 años de cambios
| Lunes 29 julio, 2013
Mayor apertura de la banca y los servicios financieros
10 años de cambios
INVERSIONISTA estuvo con usted para tomar decisiones
La última década ha sido mucho más movida que otras épocas en la vida financiera del país, cambios en los paradigmas monetarios, apertura de monopolios estatales y el ingreso de los megabancos ampliaron el horizonte y las oportunidades para los inversores en suelo nacional.
En 2003, cuando salió INVERSIONISTA por primera vez, nadie habría pensado que vería tantos cambios en la historia económica del país.
El primer problema con el que tocó lidiar fue con crisis de los fondos de inversión que en el año 2004 vio una salida masiva de inversionistas que perdieron millones en ahorros.
“Allí coincidió que por primera vez hubo una caída de precios de bonos por valoraciones de mercado (algo que antes no se hacía) y además no había un buen perfilamiento de cliente y producto, por ejemplo, personas que necesitaban liquidez invertían a plazos largos. Había muchísima desinformación tanto entre periodistas como medios de comunicación”, explica Víctor Chacón, presidente de la Cámara de Fondos de Inversión.
En ese momento la cantidad de inversionistas en los fondos cayó a la mitad, y no se ha recuperado el número.
Allí el rol del suplemento de informar y formar opinión contribuyó para que muchos de sus lectores no salieran corriendo y realizaran las pérdidas, sino que esperaran a que los precios se normalizaran.
En 2005 inicia el boom inmobiliario costero. Millones de dólares tanto del exterior como financiado por los bancos locales se avocaron a levantar viviendas de vacación y retiro en las zonas de Guanacaste y Puntarenas. Los dueños de los terrenos empezaron a cobrar el metro cuadrado como si fuera oro, y las ganancias a quienes vendían eran millonarias.
“Para ese año la revolución de inversionistas extranjeros dispuestos a pagar más por las propiedades provoca un incremento acelerado en los precios y una demanda más allá de lo que nuestro sistema estaba preparado para enfrentar. Se da un fuerte desplazamiento de constructoras hacia las zonas costeras y comienza a vivirse una bonanza”, dijo Aleyda Bonilla, presidenta de la Cámara de Corredores de Bienes Raíces.
En 2006 se rompe la tradición de 25 años en la que el Gobierno subsidia al sector exportador devaluando el tipo de cambio diariamente. En octubre de ese año se instaura un sistema de bandas cambiarias que abarata enormemente los precios de las importaciones pero además les introduce la responsabilidad de manejar el riesgo cambiario a los empresarios y no al Banco Central.
En 2007 se consolida la incursión de los megabancos en Costa Rica. Aunque la mayoría ya había firmado sus contratos el año previo, es hasta 2007 cuando la operativa de la compra o la fusión arrancan. Scotiabank fue el primero en firmar un contrato por $293 millones para comprar Interfín. Seguido por Citibank que firmó por unos $2.600 millones dos contratos distintos para comprar Banco Uno y Cuzcatlán. Finalmente HSBC compra por casi $1.800 millones banco Banex. Con esta incursión los costarricenses vieron cambios en las políticas, productos y atención.
En 2008 se da un boom de inversión extranjera directa tras la aprobación del TLC con Estados Unidos, se abre el monopolio de telecomunicaciones y se empieza a hablar de la apertura del monopolio de seguros. Aunque los mercados externos están entrando en la crisis subprime, Costa Rica sigue viviendo la bonanza, al menos durante la primera mitad del año.
Al arribo de 2009 la crisis mundial contagió Costa Rica y revienta la burbuja inmobiliaria local. Sin dinero para pagar sus deudas los extranjeros que desarrollaban proyectos costeros decidieron perderlos. “La bonanza que se detiene bruscamente en el tercer trimestre de 2008, dejando edificios a medio terminar, y muchas propiedades pasan a manos de los bancos”, detalla Bonilla.
En 2010 los inversores y ahorrantes siguen golpeados pero se da una noticia buena, empiezan a operar las aseguradoras privadas, Assa, Alico, Palig, Mapfre, entre otras encontraron tierra fértil para ofrecer más seguros de los que ya el INS brinda.
“Sería interesante hacer un estudio de cuántos trabajos generó esta apertura de seguros. Nosotros iniciamos con cuatro personas y hoy somos 44”, dijo José Suquet, CEO de Palig, la segunda empresa en colocar seguros de vida y salud, después del INS
En 2011 se demostró que lo único que no se devuelven son los ríos. El boom de compras de parte de megabancos en Costa Rica mutó a una latinización de estas entidades. Grandes multinacionales como HSBC así como la rama financiera de General Electric decidieron dejar el istmo centroamericano y sus compradores fueron las empresas regionales colombianas. Primero Grupo Aval decide comprar a BAC, y después Davivienda compra HSBC.
Con la compra de estas operaciones en el istmo la idiosincrasia latina se impone de nuevo ante los clientes, pero se mantiene lo aprendido de la operativa de los gigantes financieros. Ambas entidades remozaron sus servicios y mantuvieron sus empleados.
Un hecho afectó a los inversionistas en 2012, incluidos los fondos de pensiones en los que están más de un millón de costarricenses, fue el rechazo de la última reforma fiscal. Con un déficit por financiar y solo el mercado interno para hacerlo las tasas de interés de los bonos de Hacienda se dispararon encareciendo un 25% la deuda. Este perjuicio para los tenedores de bonos en ese momento se revirtió ese mismo año cuando se realizó la primera emisión de bonos de deuda externa, conocidos como eurobonos.
Con ella el país se posiciona nuevamente en la mira de los inversores y coloca a una tasa mucho más baja y abarata su deuda.
Lo negativo de ello es que se hizo muy famosa y capturó capitales en enero de 2013 a través de instrumentos conocidos como GDN, los cuales simulan bonos en colones pero se pagan en dólares, con tasa y plazo similares a los de la moneda nacional.
Eso hizo que en una sola semana ingresaran $300 millones, lo que impulsó al Banco Central a imponer restricciones con tal de evitar la demanda de la moneda extranjera.
Un proyecto de ley que está en la Asamblea Legislativa para “ahuyentar” los capitales externos sumado a una restricción local a prestar en esa moneda han tendido todo este año en dimes y diretes a los banqueros, académicos y el Central. Tanto así que el mismo Rodrigo Bolaños, presidente ejecutivo del ente emisor, dijo que “se exponía a que la Universidad de Chicago le exigiera devolver el título de economista, dado las decisiones tomadas”.
Usted como lector de INVERSIONISTA vivió toda esta historia a través de nuestras páginas.
Carolina Acuña
cacuna@larepublica.net