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Vivienda, el motor apagado

| Miércoles 20 octubre, 2010


Vivienda, el motor apagado

Costa Rica ha estado creciendo desde hace ya algunos meses, apoyada por las exportaciones y la inversión extranjera. Sin embargo, conforme transcurre el año la economía crece pero de manera lenta y siguiendo el patrón de agotamiento de nuestro principal socio comercial: Estados Unidos.
Por otro lado, el sector interno no ha contribuido de la misma manera al crecimiento económico. Dentro de este sector la construcción acumula ya 38 meses de contracción con 30 mil empleos directos perdidos. La construcción de vivienda en particular es el sector que más se ha visto frenado a raíz de la crisis mundial.
La construcción de vivienda es un motor importante para el crecimiento del país y para generar empleos. Por un lado hay empleos directos en las obras, pero también se generan muchos empleos indirectos en otros sectores como son: compañías transportistas, fábricas de materiales, ferreterías, importadores, bancos, abogados, restaurantes, compañías de servicios, telefonía, aseguradoras, peritos, etc. Un dólar puesto en construcción de vivienda es un dólar que da muchas vueltas en la economía, creando mucha riqueza y empleo en el camino.
Este país tiene un déficit de vivienda cuantitativo y cualitativo que ronda las 180 mil casas. Existe una clase media con poder adquisitivo deseosa de poder acceder a una vivienda pero carece de los mecanismos financieros para ello. Solo hay que ver el despegue del parque vehicular o las ventas de electrodomésticos para comprobar que este grupo social tiene poder de compra. La vivienda sin embargo, carece de los mecanismos que las agencias de autos y las tiendas de electrodomésticos ofrecen: un pago fijo manejable para las finanzas familiares de esa clase media.
A raíz de la crisis financiera, entendiblemente los bancos han sido cautelosos en el manejo del riesgo, sobre todo en vivienda, ya que muchos de los excesos cometidos en los países desarrollados fueron en este sector. Al final, los bancos están cuidando el dinero de los ahorrantes y de sus accionistas (los ciudadanos de Costa Rica en el caso de los bancos estatales). Por otro lado, los consumidores están siendo cautelosos en no adquirir deudas que no puedan pagar más adelante. Por ello, están adquiriendo autos y televisores, que saben que podrán pagar y no vivienda cuyos pagos se podrán disparar. El beneficio de este patrón para la economía local es menos impactante que si ese dinero se condujera a la compra de vivienda, ya que mucho de este es para la compra de productos importados, por lo que este flujo de dinero va al extranjero a mover las economías de otros países.
Una acción que ayudaría mucho a dinamizar este sector es la creación de instrumentos financieros a tasa fija por un mínimo de 15 años; estos bonos se usarían para financiar hipotecas a tasa fija. De esta manera tanto el banco como el consumidor final eliminan el riesgo de subida de tasa cambiaria: esto garantiza un pago fijo manejable, que es justo lo que está destapando el consumo de autos y electrodomésticos. Estos bonos son muy comunes en casi todos los países, con mercados secundarios donde negociar su venta antes de su vencimiento.
Impulsar la construcción de la vivienda traerá empleo y dinamismo a la economía, 20 mil casas al año que es una meta razonable para Costa Rica, darían empleo directo a más de 30 mil personas e inyectarían al menos $800 millones a la economía, equivalente al 2,6% del PIB. Existen otros cuellos de botella para poder construir esta cantidad de casas, pero destapando la demanda muchos de estos problemas se podrán atacar con mayor facilidad en una economía en pleno crecimiento con finanzas fiscales fuertes.

Carlos Emilio González Gallegos
Gerente general de Cemex Costa Rica









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