Una mejor integración regional
| Viernes 21 diciembre, 2007
Una mejor integración regional
Wilmer Murillo
Después de la denominada “década perdida” de los años 80, en que los conflictos civiles y problemas económicos paralizaron a Centroamérica, esta región ha avanzado notablemente en su compromiso con la paz, la democracia y las reformas orientadas a una economía de mercado.
Pero los problemas siguen siendo generalizados, las instituciones claves requieren apoyo y la cooperación regional todavía es incipiente en muchos ámbitos.
Para buscar algunas respuestas hay que repasar el contexto social, político y económico que determinar la formulación de las políticas económicas. Pero, ahora más que nunca el tratado de libre comercio con Estados Unidos y el tratado de Asociación con Europa permitirían avanzar en la integración económica y reforzar la competitividad en los mercados mundiales.
Ciertamente ambos instrumentos abren la posibilidad de impulsar el comercio, la inversión y el crecimiento, reduciendo la volatilidad de la producción. Pero para que estas premisas se hagan realidad se requieren reformas que mejoren el clima para la inversión privada, sobre todo reforzando las instituciones y el imperio de la ley.
También destaca la necesidad de apuntalar los ingresos fiscales, en particular, mejorando la coordinación tributaria dentro de la región y hacer frente a los altos niveles de deuda pública, excepto en Guatemala, en opinión de expertos, estas medidas de refuerzo son la llave para acceder a los beneficios de la integración.
Algunos estudios han permitido confirmar las expectativas de que el Cafta contribuiría a elevar la inversión extranjera directa (IED) para Nicaragua, donde la base de capital es muy limitada, la inversión extranjera es crucial y el acuerdo comercial es una señal de apoyo y compromiso inequívoco de apoyo a la región de su principal socio comercial, respaldando con ello las estructuras democrática y de economía de mercado ya existentes.
La iniciativa para la Cuenca del Caribe de 1983 quintuplicó el comercio con Estados Unidos y produjo una gran diversificación de las exportaciones.
El Cafta y un tratado con Europa suponen una gran oportunidad para los países pobres y de su estrategia orientada hacia las exportaciones.
Hemos pasado 100 años plantando maíz, café y frijoles y no hemos logrado salir de la pobreza y el acuerdo representa una oportunidad para hacer un viraje.
Es de esperar, al mismo tiempo, que el pacto mejore la gobernabilidad, refuerce las instituciones y estimule la cooperación entre naciones.
Tanto los avances económicos, como la paz y democracia son todavía muy frágiles en la región, sin embargo, hay confianza en que esta es una oportunidad de aumentar el crecimiento, fomentar la integración y reforzar las reformas. ¿Pero, ayudará a resolver la pobreza o beneficiara solo a una elite reducida? Esta es una cuestión fundamental para la región.
Wilmer Murillo
Después de la denominada “década perdida” de los años 80, en que los conflictos civiles y problemas económicos paralizaron a Centroamérica, esta región ha avanzado notablemente en su compromiso con la paz, la democracia y las reformas orientadas a una economía de mercado.
Pero los problemas siguen siendo generalizados, las instituciones claves requieren apoyo y la cooperación regional todavía es incipiente en muchos ámbitos.
Para buscar algunas respuestas hay que repasar el contexto social, político y económico que determinar la formulación de las políticas económicas. Pero, ahora más que nunca el tratado de libre comercio con Estados Unidos y el tratado de Asociación con Europa permitirían avanzar en la integración económica y reforzar la competitividad en los mercados mundiales.
Ciertamente ambos instrumentos abren la posibilidad de impulsar el comercio, la inversión y el crecimiento, reduciendo la volatilidad de la producción. Pero para que estas premisas se hagan realidad se requieren reformas que mejoren el clima para la inversión privada, sobre todo reforzando las instituciones y el imperio de la ley.
También destaca la necesidad de apuntalar los ingresos fiscales, en particular, mejorando la coordinación tributaria dentro de la región y hacer frente a los altos niveles de deuda pública, excepto en Guatemala, en opinión de expertos, estas medidas de refuerzo son la llave para acceder a los beneficios de la integración.
Algunos estudios han permitido confirmar las expectativas de que el Cafta contribuiría a elevar la inversión extranjera directa (IED) para Nicaragua, donde la base de capital es muy limitada, la inversión extranjera es crucial y el acuerdo comercial es una señal de apoyo y compromiso inequívoco de apoyo a la región de su principal socio comercial, respaldando con ello las estructuras democrática y de economía de mercado ya existentes.
La iniciativa para la Cuenca del Caribe de 1983 quintuplicó el comercio con Estados Unidos y produjo una gran diversificación de las exportaciones.
El Cafta y un tratado con Europa suponen una gran oportunidad para los países pobres y de su estrategia orientada hacia las exportaciones.
Hemos pasado 100 años plantando maíz, café y frijoles y no hemos logrado salir de la pobreza y el acuerdo representa una oportunidad para hacer un viraje.
Es de esperar, al mismo tiempo, que el pacto mejore la gobernabilidad, refuerce las instituciones y estimule la cooperación entre naciones.
Tanto los avances económicos, como la paz y democracia son todavía muy frágiles en la región, sin embargo, hay confianza en que esta es una oportunidad de aumentar el crecimiento, fomentar la integración y reforzar las reformas. ¿Pero, ayudará a resolver la pobreza o beneficiara solo a una elite reducida? Esta es una cuestión fundamental para la región.