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Una normalidad desconocida

Eleonora Badilla ebadilla@castrocarazo.ac.cr | Viernes 27 marzo, 2020


Leonardo Da Vinci el brillante artista, científico, ingeniero, matemático, arquitecto, inventor, escritor e incluso músico parece querer confundirnos con dos frases aparentemente contradictorias. Por un lado, dijo que “La práctica debe siempre ser edificada sobre la buena teoría” y por otra que “La sabiduría es hija de la experiencia”. Pero más bien, y tal como apunta el reconocido físico teórico Fritjof Capra (1939) quien ha estudiado a Da Vinci en profundidad, lo que sucede es que éste último tenía una mente sistémica y un pensamiento complejo que le permitían ver con claridad la irreductible interrelación entre todas las cosas y reconocer el entretejido de la vida. Con esas dos frases, por ejemplo, Leonardo evidencia que no es posible separar la teoría de la práctica. Capra señala que a partir del siglo pasado emerge el lenguaje necesario para entender estas interrelaciones, que ya Da Vinci comprendía en el siglo XV y que los pueblos originarios del mundo han sabido desde siempre. De acuerdo con personas estudiosas de estos grupos, en Costa Rica por ejemplo, las comunidades indígenas comprenden que la Madre tierra y la Madre naturaleza son seres vivos que sufren, que lloran y que pueden sentir el maltrato causado por los seres humanos; que el sol la luna, las estrellas y los animales son parte de un todo y que se requiere de habilidad para poder leer e interpretar los mensajes que el medio envía. El lenguaje emergente del que habla Capra para entender este entretejido de el mundo y la vida, se refiere a los sistemas dinámicos, la teoría de la complejidad, la dinámica no lineal, la dinámica de redes y la teoría del caos.

Uno de los ejemplos más conocidos para ilustrar esta interrelación de la vida es el de El Efecto Mariposa tomado del proverbio chino que dice que “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Aplicado el proverbio a cómo las condiciones climáticas en el planeta se afectan mutuamente, se dice que "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo”. Y tal como dijo la reconocida microbióloga y viróloga costarricense Libia Herrero Uribe en una conferencia en la Universidad de Costa Rica en el 2009: “Llegará el día en que un estornudo en oriente provocará un cataclismo en occidente”.

Y aquí estamos: en un estado de emergencia mundial, que no tiene marcha atrás porque (dicen quienes saben), cuando logremos asomarnos fuera de esta crisis que tiene terribles consecuencias para la salud y la vida humanas y para casi todas las dimensiones de la organización social, encontraremos una normalidad desconocida.

Pero regresando a Da Vinci, a su frase “la sabiduría es hija de la experiencia” esta vivencia planetaria nos está permitiendo tomar conciencia que somos parte de un sistema dinámico y complejo; que mis acciones y omisiones tienen una consecuencia sobre las otras personas y sobre el equilibrio del medio biológico; que esas consecuencias pueden regresar a afectarme positivamente o negativamente; y que ningún lugar en el planeta está lo suficientemente lejos para sentirme inmune a lo que sucede allá.

Se trata de una conciencia planetaria que para el sociólogo Edgar Morin, es fundamental para que podamos desarrollar pensamiento, sentimientos y acciones más congruentes y coherentes con las necesidades humanas actuales y consolidar una nueva política de civilización basada en la sustentabilidad, la justicia, la solidaridad, la paz y la democracia, en armonía con la naturaleza. Este autor, proponente del desarrollo del pensamiento complejo insiste en que para sobrevivir, las personas deben ser capaces de relacionar, contextualizar y religar los diferentes saberes y dimensionas de la vida.

Es decir, en la normalidad desconocida que viene, la toma de conciencia planetaria es imprescindible y será vital re-educar la forma de pensar, de la linealidad a la complejidad.

El abordaje educativo Ecoformativo propuesto por Morin, Maria Cândida Moraes y muchas otras personas, precisamente busca, elevar la conciencia planetaria y promover el desarrollo del pensamiento complejo. En particular, procura encontrar el equilibrio en tres dimensiones: personal, social y natural.

Es necesario prepararnos para la normalidad desconocida y en relación con el aprendizaje, la educación y la formación, hay un camino claro

Eleonora Badilla Saxe




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