Sobre Nicaragua: economía y energía
| Sábado 05 junio, 2010
Sobre Nicaragua: economía y energía
El miércoles 26 de mayo se publicó en la página de Opinión de LA REPUBLICA un artículo de Carlos Denton titulado “Nicaragua; el eslabón débil”. Independientemente de que compartimos con el autor la necesidad de que Costa Rica y Nicaragua trabajen juntos para garantizar el desarrollo económico binacional, trabajo en el que ambos tenemos que aportar, deseo compartir el presente escrito con el motivo de promover un debate saludable y constructivo a base de criterios y ofrecer algunos datos sobre Nicaragua que reflejan una realidad distinta a la que algunos puedan conocer.
Contrario a precaria, la economía de Nicaragua mostró cifras saludables en los últimos años; datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran que entre 2004 y 2008, el producto interno bruto (PIB) del país creció a un promedio anual del 3,9%. En 2009, aún ante el impacto de la crisis económica mundial, el PIB de Nicaragua disminuyó apenas en un -1,5%. En cuanto a los flujos de inversión extranjera directa (IED), registró una reducción del -30,7%, mientras que el promedio de la región fue del -36,4%. Adicionalmente, Nicaragua se ubicó por segundo año consecutivo en la tercera posición en Latinoamérica según un estudio del Latin Business Chronicle que mide la IED como porcentaje del PIB; es cierto que nuestra economía es más pequeña, pero en términos relativos estamos atrayendo más inversión. A nivel de Latinoamérica, únicamente Chile y Panamá superaron a Nicaragua en este estudio.
El artículo también hace mención de riesgos de la situación energética del país tomando en cuenta algunos supuestos incorrectos que quisiéramos aclarar. Para empezar, dejar claro que Nicaragua no compra los combustibles que utiliza a descuento, pagamos el precio internacional con recursos propios generados por el país y los precios al consumidor final, aunque son más bajos, son comparables con el resto de la región. El beneficio que Nicaragua recibe como miembro pleno del ALBA es la generación de un fondo de recursos que proviene de la misma factura de compra, que son utilizados para desarrollar programas de inversión y gasto para el alivio a la pobreza. En el supuesto planteado por el autor de que este programa no continuara, Nicaragua cuenta con plena capacidad para comprar sus combustibles de cualquier origen.
Pero lo más importante a mencionar para que el lector pueda hacer una interpretación apropiada de la realidad, es que nuestro país avanza francamente hacia la independencia energética, por medio del desarrollo de fuentes propias. En los últimos tres años ha pasado de un déficit de generación de hasta el 20% de la demanda a un excedente en capacidad instalada del 50% de la demanda. Aproximadamente un 35% de las importaciones de petróleo de Nicaragua se utilizan para la generación eléctrica, pero para 2015 habremos reducido significativamente la participación de los hidrocarburos en la matriz de generación, pasando de casi un 70% a un 15%. Esto se ha logrado producto de la atracción de más de US$500 millones en inversiones en los últimos dos años, que han permitido contar hoy con la presencia del proyecto eólico más grande de la región, proyectos geotérmicos en expansión y la construcción de una nueva central hidroeléctrica. Hacia el futuro, contamos con proyectos en vías de desarrollo que juntos alcanzarán más de US$1.000 millones en inversiones.
Según datos del Ministerio de Energía y Minas, existen en este momento 18 proyectos hidroeléctricos en etapa de estudios y seis proyectos en etapa de construcción, se espera que estos comiencen con actividades de generación en cuatro o cinco años. Asimismo, se encuentran dos proyectos eólicos en etapa de estudios y dos en etapa de construcción, los cuales inyectarán al sistema un total de 76,6 MW de energía. En el caso de los proyectos geotérmicos, actualmente hay tres proyectos en etapa de exploración y uno en etapa de expansión, todo esto producto de inversiones privadas en nuestro país.
Esperamos que esta información permita tener una mejor perspectiva de la situación económica y energética de Nicaragua. Lo importante es que como región logremos crear sinergia de las fortalezas de cada país para conformar un sólido bloque económico que nos permita competir en mercados internacionales y generar beneficio para nuestros habitantes.
Javier Chamorro
Director ejecutivo - PRONicaragua
El miércoles 26 de mayo se publicó en la página de Opinión de LA REPUBLICA un artículo de Carlos Denton titulado “Nicaragua; el eslabón débil”. Independientemente de que compartimos con el autor la necesidad de que Costa Rica y Nicaragua trabajen juntos para garantizar el desarrollo económico binacional, trabajo en el que ambos tenemos que aportar, deseo compartir el presente escrito con el motivo de promover un debate saludable y constructivo a base de criterios y ofrecer algunos datos sobre Nicaragua que reflejan una realidad distinta a la que algunos puedan conocer.
Contrario a precaria, la economía de Nicaragua mostró cifras saludables en los últimos años; datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran que entre 2004 y 2008, el producto interno bruto (PIB) del país creció a un promedio anual del 3,9%. En 2009, aún ante el impacto de la crisis económica mundial, el PIB de Nicaragua disminuyó apenas en un -1,5%. En cuanto a los flujos de inversión extranjera directa (IED), registró una reducción del -30,7%, mientras que el promedio de la región fue del -36,4%. Adicionalmente, Nicaragua se ubicó por segundo año consecutivo en la tercera posición en Latinoamérica según un estudio del Latin Business Chronicle que mide la IED como porcentaje del PIB; es cierto que nuestra economía es más pequeña, pero en términos relativos estamos atrayendo más inversión. A nivel de Latinoamérica, únicamente Chile y Panamá superaron a Nicaragua en este estudio.
El artículo también hace mención de riesgos de la situación energética del país tomando en cuenta algunos supuestos incorrectos que quisiéramos aclarar. Para empezar, dejar claro que Nicaragua no compra los combustibles que utiliza a descuento, pagamos el precio internacional con recursos propios generados por el país y los precios al consumidor final, aunque son más bajos, son comparables con el resto de la región. El beneficio que Nicaragua recibe como miembro pleno del ALBA es la generación de un fondo de recursos que proviene de la misma factura de compra, que son utilizados para desarrollar programas de inversión y gasto para el alivio a la pobreza. En el supuesto planteado por el autor de que este programa no continuara, Nicaragua cuenta con plena capacidad para comprar sus combustibles de cualquier origen.
Pero lo más importante a mencionar para que el lector pueda hacer una interpretación apropiada de la realidad, es que nuestro país avanza francamente hacia la independencia energética, por medio del desarrollo de fuentes propias. En los últimos tres años ha pasado de un déficit de generación de hasta el 20% de la demanda a un excedente en capacidad instalada del 50% de la demanda. Aproximadamente un 35% de las importaciones de petróleo de Nicaragua se utilizan para la generación eléctrica, pero para 2015 habremos reducido significativamente la participación de los hidrocarburos en la matriz de generación, pasando de casi un 70% a un 15%. Esto se ha logrado producto de la atracción de más de US$500 millones en inversiones en los últimos dos años, que han permitido contar hoy con la presencia del proyecto eólico más grande de la región, proyectos geotérmicos en expansión y la construcción de una nueva central hidroeléctrica. Hacia el futuro, contamos con proyectos en vías de desarrollo que juntos alcanzarán más de US$1.000 millones en inversiones.
Según datos del Ministerio de Energía y Minas, existen en este momento 18 proyectos hidroeléctricos en etapa de estudios y seis proyectos en etapa de construcción, se espera que estos comiencen con actividades de generación en cuatro o cinco años. Asimismo, se encuentran dos proyectos eólicos en etapa de estudios y dos en etapa de construcción, los cuales inyectarán al sistema un total de 76,6 MW de energía. En el caso de los proyectos geotérmicos, actualmente hay tres proyectos en etapa de exploración y uno en etapa de expansión, todo esto producto de inversiones privadas en nuestro país.
Esperamos que esta información permita tener una mejor perspectiva de la situación económica y energética de Nicaragua. Lo importante es que como región logremos crear sinergia de las fortalezas de cada país para conformar un sólido bloque económico que nos permita competir en mercados internacionales y generar beneficio para nuestros habitantes.
Javier Chamorro
Director ejecutivo - PRONicaragua