Revolución bolivariana atrae a turistas
| Viernes 05 junio, 2009
Revolución bolivariana atrae a turistas
Caracas
AFP
Atraídos por la retórica antiimperialista y el apoyo del gobierno a las clases más pobres, decenas de jóvenes extranjeros llegan a Venezuela para ver de cerca la llamada revolución bolivariana del presidente Hugo Chávez y defenderla frente a sus detractores en el mundo.
“Es una experiencia muy interesante, una postura diferente frente al neoliberalismo, el consenso de Washington y lo que quebró a toda América Latina. Es una experiencia de desarrollo propia de una nación”, opina Romain Migus, un francés de 28 años, que llegó hace cuatro años a Venezuela.
“Es una suerte de transformación que es muy interesante analizar (...) no solamente como ejemplo para los países del sur sino como laboratorio de ideas para los 'sureños' de Europa y del mundo desarrollado”, agregó el sociólogo, que se autodefine como un “partidario” de la revolución venezolana.
Como Migus, unos setenta extranjeros de 25 nacionalidades, según sus propios cálculos viven en Venezuela, atraídos por la postura antiestadounidense de Chávez, sus planes sociales contra el analfabetismo y de salud y sus ataques contra el capitalismo.
Todos ellos muestran además una profunda insatisfacción sobre cómo la experiencia venezolana es reflejada en los medios internacionales.
“O tienes a los medios convencionales diciendo que Chávez es un dictador y los medios alternativos diciendo que es un gran líder socialista, pero yo pensaba que era algo más complejo, así que quería venir a ver qué había más allá de Chávez”, señala Lainie Cassel, quien dejó su natal Chicago para pasar una temporada en Venezuela.
Hay quien compara esta ola de visitantes extranjeros con las brigadas solidarias que llegaron a Cuba y Nicaragua en la década de los setenta, aunque en la Venezuela petrolera de Chávez, el apoyo requerido sea más simbólico.
“Es el mismo sentimiento, sin embargo, Venezuela no necesita una solidaridad internacional de recursos financieros. Es más bien una solidaridad comunicacional, para tejer relaciones entre trabajadores, campesinos y solidaridad para luchar contra los medios de comunicación”, privados y que critican al gobierno, apunta Migus.
A los extranjeros que viven en Venezuela, se suman quienes vienen a pasar una temporada para conocer mejor el proceso en curso. Es el caso de las “Interbrigadas”, un grupo con sede en Berlín, que envía a jóvenes de países desarrollados para realizar trabajos no remunerados en las comunidades más pobres de Venezuela y de otros países de América Latina.
Su idea es dar una visión sobre la realidad de América Latina, bastante alejada de aquella vida acomodada a la que se está acostumbrado en Europa, según su sitio en Internet.
Otros con más dinero y menos tiempo, visitan el país de la mano de promotores turísticos como la organización “Global Exchange”, con sede en San Francisco (Estados Unidos) y que organiza “tours de realidad” en Venezuela por más de $1.500.
El itinerario incluye las comunas y fábricas “socialistas”, y reuniones con colectivos sociales y con representantes de medios comunitarios y cooperativas y de algunos sectores opositores.
Tildados de proselitistas por los opositores a Chávez dentro y fuera de Venezuela, los simpatizantes de la revolución chavista intentan marcar una línea de separación.
“Soy integrante de este movimiento pero no soy asalariado del gobierno, tengo una posición independiente”, concluyó Migus.
Caracas
AFP
Atraídos por la retórica antiimperialista y el apoyo del gobierno a las clases más pobres, decenas de jóvenes extranjeros llegan a Venezuela para ver de cerca la llamada revolución bolivariana del presidente Hugo Chávez y defenderla frente a sus detractores en el mundo.
“Es una experiencia muy interesante, una postura diferente frente al neoliberalismo, el consenso de Washington y lo que quebró a toda América Latina. Es una experiencia de desarrollo propia de una nación”, opina Romain Migus, un francés de 28 años, que llegó hace cuatro años a Venezuela.
“Es una suerte de transformación que es muy interesante analizar (...) no solamente como ejemplo para los países del sur sino como laboratorio de ideas para los 'sureños' de Europa y del mundo desarrollado”, agregó el sociólogo, que se autodefine como un “partidario” de la revolución venezolana.
Como Migus, unos setenta extranjeros de 25 nacionalidades, según sus propios cálculos viven en Venezuela, atraídos por la postura antiestadounidense de Chávez, sus planes sociales contra el analfabetismo y de salud y sus ataques contra el capitalismo.
Todos ellos muestran además una profunda insatisfacción sobre cómo la experiencia venezolana es reflejada en los medios internacionales.
“O tienes a los medios convencionales diciendo que Chávez es un dictador y los medios alternativos diciendo que es un gran líder socialista, pero yo pensaba que era algo más complejo, así que quería venir a ver qué había más allá de Chávez”, señala Lainie Cassel, quien dejó su natal Chicago para pasar una temporada en Venezuela.
Hay quien compara esta ola de visitantes extranjeros con las brigadas solidarias que llegaron a Cuba y Nicaragua en la década de los setenta, aunque en la Venezuela petrolera de Chávez, el apoyo requerido sea más simbólico.
“Es el mismo sentimiento, sin embargo, Venezuela no necesita una solidaridad internacional de recursos financieros. Es más bien una solidaridad comunicacional, para tejer relaciones entre trabajadores, campesinos y solidaridad para luchar contra los medios de comunicación”, privados y que critican al gobierno, apunta Migus.
A los extranjeros que viven en Venezuela, se suman quienes vienen a pasar una temporada para conocer mejor el proceso en curso. Es el caso de las “Interbrigadas”, un grupo con sede en Berlín, que envía a jóvenes de países desarrollados para realizar trabajos no remunerados en las comunidades más pobres de Venezuela y de otros países de América Latina.
Su idea es dar una visión sobre la realidad de América Latina, bastante alejada de aquella vida acomodada a la que se está acostumbrado en Europa, según su sitio en Internet.
Otros con más dinero y menos tiempo, visitan el país de la mano de promotores turísticos como la organización “Global Exchange”, con sede en San Francisco (Estados Unidos) y que organiza “tours de realidad” en Venezuela por más de $1.500.
El itinerario incluye las comunas y fábricas “socialistas”, y reuniones con colectivos sociales y con representantes de medios comunitarios y cooperativas y de algunos sectores opositores.
Tildados de proselitistas por los opositores a Chávez dentro y fuera de Venezuela, los simpatizantes de la revolución chavista intentan marcar una línea de separación.
“Soy integrante de este movimiento pero no soy asalariado del gobierno, tengo una posición independiente”, concluyó Migus.