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Resultados primero

Francisco Áviles faviles@argo.cr | Miércoles 15 junio, 2016


Muchas organizaciones, sobre todo de tamaño mediano y grande, cuentan conpolíticas organizacionales escritas en extensos manuales de procedimientos. Algunas empresas de menor tamaño piensan que el establecimiento de políticas y procedimientos es el camino a seguir: si lo hacen las grandes, ¿será porque es lo mejor?.

Contar con políticas internas y procedimientos es importante. Estos ayudan a regular la actividad de la organización y a un desarrollo más fluido del día a día, además de reducir el tiempo que los gerentes dedican a resolver dudas y conflictos internos. No obstante, lo que hace que las empresas crezcan y sean exitosas es la ejecución de los planes para el logro de sus metas. En otras palabras, la obtención de resultados es lo que posibilita la continuidad de las organizaciones.

Parece una obviedad, pero no lo es. Si miramos a nuestro alrededor, comprobamos que existen innumerables empresas que basan su operativa en el cumplimiento de las políticas fijadas desde la gerencia, jamás en algo tan obvio como ofrecer un buen servicio al cliente. Vamos a un banco a exponer un problema y la respuesta del funcionario de turno es casi automática: “Que pena con usted pero son las políticas del banco, si no con mucho gusto”.

Lo peor es que el colaborador que es impecable en el seguimiento de las políticas de la empresa, por absurdas que sean y por mucho que generen resultados indeseados para la organización, es premiado invariablemente. Lo observamos a todos los niveles, incluso cuando nos referimos a puestos de gerencia.

Gerentes que no cumplen con sus objetivos son premiados por el mero hecho de ser fieles seguidores de las políticas de la organización. Especialistas en cumplimiento (cumplo y miento) que nada aportan más allá de cumplir con las tareas básicas y los manuales de procedimiento.

Por eso, a la hora de evaluar a los profesionales lo que debe primar es su ejecución en la obtención de los resultados encomendados, los cuales suelen tener una objetividad clara. ¿Alcanzó el nivel de ventas esperado?. ¿Logró mantener los costos de producción según lo presupuestado?. ¿Entregó a tiempo el proyecto que se le encomendó?. Un sí o un no suele ser suficiente.

Analicemos si nuestra organización premia los resultados o se enfoca en la tarea, en el procedimiento. Puede que muchas de las respuestas que buscamos acerca del rendimiento de nuestra empresa o nuestro departamentos estén en si estamos enfocados o no en los resultados.

Francisco Avilés R.
faviles@argo.cr






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