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ACCIÓN


¿Qué anotas?

| Jueves 04 junio, 2009




¿Qué anotas?

Por supuesto que todos deseamos ser goleadores a favor de nuestro equipo; sin embargo, seamos realistas, a veces metemos autogoles mentales debido a distracciones externas o internas que nos impiden competir al máximo potencial.
Las distracciones externas provienen del entorno y los autogoles ocurren cuando hay incapacidad para bloquear o desviar su influencia. La adicción al elogio o el estar excesivamente pendiente de lo que ocurre alrededor destruye la atención mental y se es presa fácil de los estímulos positivos o negativos, que se apoderan entonces de nuestras actitudes y conductas.
Según el psicólogo deportivo Robert Nideffer, algunas de estas distracciones externas pueden ser: aburrimiento o falta de interés por ausencia de reto o exigencia, falta de autocontrol emocional ante conductas de otras personas, y exceso de tensión expresado en comportamientos excesivamente acelerados que inducen a errores. ¡Autogoles!
En cambio, las distracciones internas son originadas por nosotros, sin que el estímulo externo sea esencial. El propio Nideffer identifica cuatro tipos: incapacidad para desviar la atención de hechos pasados, exceso de análisis que conduce a parálisis y poca acción, pensamiento obsesivo ante situaciones futuras sobre las cuales se tiene poco control, y tendencia al pesimismo o baja tolerancia a la adversidad. ¡Más autogoles!
Cada una de estas distracciones suele evidenciarse en frases que colaboran a meter goles en la meta propia: “¡Los demás son inferiores, no tienen mi capacidad, con poco esfuerzo ganaré!”. “¡Esa gente me saca de control!”. “¡Ya metí un golazo, ya cumplí, ahora que trabajen los otros!”. “¡Si fallé en esa, fallaré en las que siguen, qué mal!”. “¡No tengo toda la información, mejor no decido nada!”. “¿Qué dirá mi entrenador si no juego bien hoy?”. “¡Con ese árbitro siempre pierdo!”. “¡No sé por qué, pero me siento cansado y a lo mejor no haré las cosas bien!”. “Ya verás que fallaré otra vez!”. ¡Autogolazos!
La eliminación de estas distracciones requiere disciplina de pensamiento. Repasar con frecuencia los objetivos del equipo y los personales es un buen primer paso, luego habrá que visualizar reiteradamente escenas del éxito deseado y focalizar toda la atención en lo importante.
Por otra parte, esa creación de imágenes positivas contribuye a incrementar el compromiso con la estricta preparación individual, a valorar el potencial tanto propio como del equipo y apreciar la rentabilidad del trabajo exigente, con una mentalización constructiva en todo momento: “¡Ganaré!”. ¡Gol, gol, gol!
La decisión es simple: ¿Juegas para anotar goles o autogoles? Lo que suceda después será resultado de lo que pienses, decidas y hagas en este momento.

German Retana
German.retana@incae.edu






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