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EDITORIAL


Progreso y ambiente de la mano

| Lunes 24 febrero, 2014




Debemos seguir adelante con el megapuerto en Limón, pero las cosas no son fáciles porque hay una historia de engaños y malos manejos en la función pública


Progreso y ambiente de la mano

Tener un puerto moderno, eficiente y que permita a Costa Rica competir, llevó a la firma de un contrato de concesión entre el gobierno y APM Terminals en agosto de 2011. La empresa construiría el megapuerto en Moín, con una inversión de $1.000 millones y la operaría por 33 años. Sin embargo, el proyecto ha avanzado lentamente intentando salvar objeciones planteadas por los muelleros y los ambientalistas.
Cada uno de ellos ha expuesto sus razones y, en materia ambiental, APM ofrece un plan de mitigación de los daños al ambiente, aceptando que son inevitables.
La empresa concesionaria aportaría $167 mil para protección de animales y plantas y el MOPT debería emplear $950 mil para mitigación ambiental en Moín y reubicación de árboles.
Entre otros aspectos, la construcción de una carretera necesaria para realizar las obras en Moín, fue detenida como medida cautelar del Tribunal Contencioso Administrativo.
También se presentaron problemas que impidieron la correcta conclusión de la correspondiente audiencia pública en Limón.
Aunque llegar a los acuerdos finales de la discusión no es simple, deberían hacerse los esfuerzos necesarios por ambas partes para que la terminal se construya.
Todo lo que hacemos implica algún grado de afectación al ambiente.
Deberíamos hacer las cosas de modo que el perjuicio sea el mínimo posible, para mantener y continuar el desarrollo que como seres inteligentes hemos llegado a tener, sin acabar con los recursos naturales no renovables, única fuente de vida para nosotros.
Debería lograrse un acuerdo detallado y transparente que garantice a los costarricenses, protectores del ambiente por naturaleza y cultura, una adecuada mitigación de los daños al ambiente, asegurando que existan formas de recuperación y conservación eficaces.
Por otra parte, ayudaría el hecho de que se ponga sobre la mesa cuáles serán los beneficios para la población de Limón.
A esta los políticos han hecho promesas en cada campaña electoral, para conseguir sus votos, pero luego no se han cumplido.
Con el megapuerto se beneficiarán quienes vayan a hacer uso de él para sus operaciones y el país en general. Faltaría decirles a los limonenses dónde estaría el provecho para ellos y cómo es que esta vez no se repetiría una falsa oferta.
Debemos seguir adelante, pero las cosas no son fáciles porque ya hay una historia de malos manejos en la función pública.
Cambiar esta realidad es una de las principales tareas y tal vez la construcción de la nueva terminal de contenedores en Moín sea la ocasión para comenzar a hacerlo.

 







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