Progreso, salud y alimentación
| Martes 25 diciembre, 2007
Progreso, salud y alimentación
Con el advenimiento del progreso, el urbanismo y el desarrollo de nuevas formas de vivir, la sociedad costarricense está experimentado dramáticos cambios sociales, culturales, económicos y en la salud de sus habitantes.
La transferencia y aplicación de las modernas tecnologías para producción, preservación y procesamiento de alimentos han redundado en mejor calidad, mayor variedad e inocuidad de los alimentos para el consumo.
Sin embargo, la adopción de ciertos hábitos y conductas alimentarias, como el exceso de consumo de grasas saturadas, la disminución de la lactancia natural, y el aumento desmedido de la alimentación por medio del biberón, pueden ser perjudiciales para la buena salud y la nutrición.
Los países en su prisa por la modernización no deben desproteger los aspectos tradicionales relacionados con estilos de vida, que conducen a una buena salud y nutrición. Se debe dar prioridad a proteger los buenos hábitos alimentarios por tradición, y dietas nacionales que protejan las buenas prácticas de alimentación de todos sus ciudadano(a)s, en especial los niño(a)s, enfermo(a)s y anciano(a)s.
Está claro que hace 50 años, las enfermedades infecciosas eran la principal causa de muerte; hoy los factores de riesgo asociados a las dietas y nuevos hábitos alimentarios como: la obesidad, sobrepeso, falta de actividad física y pobres hábitos de alimentación responden al resultado del nuevo estilo de vida asociado al progreso y a la falta de tiempo.
Esto supone, que como sociedad, hemos comenzado a sustituir la vida en comunidad por los centros comerciales, y las antiguas prácticas sociales se encuentran en vías de desaparición, para dar paso a las dietas importadas y modernas.
Algunos de estos cambios han contribuido a mejorar la salud, bajar las tasas de mortalidad infantil y ciertas formas de malnutrición grave, pero muchos de estos cambios también han conducido a un nuevo conjunto de problemas de nutrición y salud, como la enfermedad arteriosclerótica coronaria, obesidad, ciertos tipos de cáncer, accidentes cerebro vasculares, caries dentales, diabetes y otras.
A pesar de eso, muchos países en vías de desarrollo poseen valores sociales superiores a los que observamos en varias sociedades “desarrolladas y modernas”, entre los que vale la pena mencionar el énfasis en la familia extendida, mejor trato para los ancianos y cuidados en casa más que en las instituciones, mayor tolerancia para los enfermos y un mayor espíritu comunitario.
Finalmente, hay que impulsar y garantizar un sistema alimentario sostenible, con la capacidad de enlazar agricultores independientes, locales e internacionales, con el claro objetivo de proveer alimentos de calidad que sean ecológicamente sanos, económicamente viable y socialmente responsable.
Luis Fernando Allen Forbes
Director ejecutivo
Asociación Salvemos el Río Pacuare
Con el advenimiento del progreso, el urbanismo y el desarrollo de nuevas formas de vivir, la sociedad costarricense está experimentado dramáticos cambios sociales, culturales, económicos y en la salud de sus habitantes.
La transferencia y aplicación de las modernas tecnologías para producción, preservación y procesamiento de alimentos han redundado en mejor calidad, mayor variedad e inocuidad de los alimentos para el consumo.
Sin embargo, la adopción de ciertos hábitos y conductas alimentarias, como el exceso de consumo de grasas saturadas, la disminución de la lactancia natural, y el aumento desmedido de la alimentación por medio del biberón, pueden ser perjudiciales para la buena salud y la nutrición.
Los países en su prisa por la modernización no deben desproteger los aspectos tradicionales relacionados con estilos de vida, que conducen a una buena salud y nutrición. Se debe dar prioridad a proteger los buenos hábitos alimentarios por tradición, y dietas nacionales que protejan las buenas prácticas de alimentación de todos sus ciudadano(a)s, en especial los niño(a)s, enfermo(a)s y anciano(a)s.
Está claro que hace 50 años, las enfermedades infecciosas eran la principal causa de muerte; hoy los factores de riesgo asociados a las dietas y nuevos hábitos alimentarios como: la obesidad, sobrepeso, falta de actividad física y pobres hábitos de alimentación responden al resultado del nuevo estilo de vida asociado al progreso y a la falta de tiempo.
Esto supone, que como sociedad, hemos comenzado a sustituir la vida en comunidad por los centros comerciales, y las antiguas prácticas sociales se encuentran en vías de desaparición, para dar paso a las dietas importadas y modernas.
Algunos de estos cambios han contribuido a mejorar la salud, bajar las tasas de mortalidad infantil y ciertas formas de malnutrición grave, pero muchos de estos cambios también han conducido a un nuevo conjunto de problemas de nutrición y salud, como la enfermedad arteriosclerótica coronaria, obesidad, ciertos tipos de cáncer, accidentes cerebro vasculares, caries dentales, diabetes y otras.
A pesar de eso, muchos países en vías de desarrollo poseen valores sociales superiores a los que observamos en varias sociedades “desarrolladas y modernas”, entre los que vale la pena mencionar el énfasis en la familia extendida, mejor trato para los ancianos y cuidados en casa más que en las instituciones, mayor tolerancia para los enfermos y un mayor espíritu comunitario.
Finalmente, hay que impulsar y garantizar un sistema alimentario sostenible, con la capacidad de enlazar agricultores independientes, locales e internacionales, con el claro objetivo de proveer alimentos de calidad que sean ecológicamente sanos, económicamente viable y socialmente responsable.
Luis Fernando Allen Forbes
Director ejecutivo
Asociación Salvemos el Río Pacuare