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Progresismo de pacotilla

| Jueves 04 octubre, 2007




Progresismo de pacotilla

• Adam Sandler encarna a un bombero que se hace pasar por gay, en una comedia bobalicona que mezcla tolerancia y vulgaridad

Los declaro marido y Larry
(I Now Pronounce You Chuck and Larry)
Dirección: Dennis Dugan. Reparto: Adam Sandler, Kevin James, Jessica Biel, Steve Buscemi. Duración: 1.55. Origen: EE.UU. 2007. Calificación: 4.

Los guionistas de “Los declaro marido y Larry” aprovechan astutamente las recientes polémicas que se han desatado en el mundo, acerca de los matrimonios entre personas homosexuales. La historia de dos bomberos, que se hacen pasar por gays para obtener algunos beneficios, proporciona el débil pretexto argumental de una comedia bobalicona que mezcla tolerancia y vulgaridad. Ostenta un progresismo de pacotilla, que pudo estar a la vanguardia en la Edad de la Piedra. Al finalizar la proyección, se llega a una conclusión descontada: los homosexuales también son seres humanos y como tales, merecen ser tratados con dignidad.
Volviendo al tipo de humor simplón que ha caracterizado la mayoría de su carrera, Adam Sandler encarna a Chuck, un heroico bombero de Nueva York, el cual es también un mujeriego empedernido. Entre sus colegas, se encuentra su mejor amigo Larry (el actor Kevin James), viudo y padre de dos hijos. Para esquivar una cláusula burocrática, que le impediría heredar a sus niños el dinero del seguro, Larry le pide a Chuck un enorme favor: fingir que ambos integran una pareja gay.
Cuando un funcionario del gobierno comienza a sospechar el fraude, los dos se casan en una pequeña iglesia cercana a las cataratas de Niágara, en territorio canadiense. Luego viven en carne propia el peso de los prejuicios sociales, al ser víctimas de la discriminación por parte de sus compañeros de trabajo. Como si fuera poco, Chuck se enamora de una joven y sensual abogada, pero se ve obligado a reprimir sus sentimientos, para no revelar sus verdaderas inclinaciones.
Entre burlas de brocha gorda y consideraciones banales sobre la igualdad de derechos, el director Dennis Dugan maneja una irritante ambivalencia. Por un lado, se mofa alegremente de las minorías, con abierto desenfado y una pizca de cinismo. Por el otro, procura remediar lo anterior, amparándose detrás de una actitud “políticamente correcta”, cuyo paternalismo resulta más bien humillante.
Las oportunidades de diversión son escasas y se concentran todas en la primera sección del relato, especialmente cuando los protagonistas enfrentan las consecuencias inmediatas de su estratagema. Más adelante, los chistes se tornan cada vez más flojos, chabacanos y repetitivos, culminando con un patético desenlace en un aula de tribunal, que retoma sin convicción el idealismo liberal de las viejas películas de Frank Capra.
Además de los intérpretes principales, el elenco incluye artistas de cierto renombre como Dan Aykroyd, Steve Buscemi y hasta el veterano Richard Chamberlain. No obstante, todas las actuaciones están envueltas en un aura de mediocridad, como si nadie creyera realmente en la validez del proyecto. Ni siquiera la belleza despampanante de Jessica Biel, puede agregar brillo a un panorama tan deslucido.
Si los autores de “Los declaro marido y Larry” pretendían entretener y a la vez abogar a favor de la comprensión, fracasaron penosamente en su doble propósito. Lo único positivo que se puede decir acerca de esta farsa sin agallas, es que existen peores formas de pasar el rato.






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