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Producción de comida procesada con China creará oportunidades

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 22 enero, 2015




Las salsas, mermeladas y otras preparaciones de frutas y verduras conforman una gama de productos que podríamos vender a Estados Unidos e incluso a Europa con el aporte chino, si prosperara una iniciativa conversada en Pekín la semana pasada entre los presidentes de los dos países, para el desarrollo en Costa Rica de las llamadas zonas económicas especiales.

Es más barato producir cualquier cosa en China y exportarla directamente a Norteamérica y la Unión Europea.

Sin embargo, gracias a un tratado de libre comercio entre este país y Estados Unidos, las salsas costarricenses y semejantes entran sin costo al mercado norteamericano, mientras Washington y Bruselas, en muchos casos, imponen altos impuestos en la importación de los mismos productos de procedencia china.

En el caso de la comida procesada, se trata de la importación en Estados Unidos sin costo impositivo de los productos costarricenses, en comparación con un arancel de hasta el 15% en el caso de los mismos productos chinos.

En la Unión Europea, los aranceles a menudo llegan al 24%.

En cuanto a la materia prima para las salsas y otras preparaciones de frutas y verduras, esto no falta, gracias a las exquisitas frutas y verduras de este país.

Costa Rica ya produce varios productos de este tipo, que podrían incrementar sus ventas.

Por su parte, los chinos pondrían las instalaciones y ayudarían con las exportaciones, aprovechando sus contactos comerciales en Estados Unidos y la Unión Europea.

La buena fama de los productos alimenticios costarricenses ayudaría a encontrar una buena aceptación en los mercados norteamericano y europeo.

En varios comunicados sobre las inversiones chinas de esta índole, se han mencionado además las opciones de manufactura liviana, incluso paneles solares y hasta vehículos eléctricos.

Sin embargo, se trataría en estos casos de un negocio complicado.

Una operación de ensamblaje de vehículos eléctricos livianos, como un carrito de golf, evitaría el pago del arancel del 10% en la Unión Europea.

Sin embargo, el ahorro sería modesto en el caso de la importación en Estados Unidos, que solo cobra el arancel del 2,5%.

En cuanto a los paneles solares, se pueden importar en Estados Unidos desde China sin impuesto alguno, mientras que el arancel europeo es de tan solo el 2,7%.

El concepto de las plataformas de exportación, que fue analizado de forma preliminar la semana pasada entre Luis Guillermo Solís y su homólogo Xi Jinping, podría llevar impresionantes beneficios para Costa Rica, incluso el hecho de que las zonas especiales económicas se ubicarían en las zonas rurales, generando nuevos puestos de trabajo.

Al mismo tiempo, permitiría comprender si la forma china de hacer negocios es o no compatible con la nuestra.

Una zona especial económica china normalmente contempla una ciudadela, con inversiones en vivienda, escuelas, clínicas y servicios de seguridad, entre otros, para servir a una población bastante grande de trabajadores.

El estilo chino, a menudo rápido, de hacer negocios, podría además chocar con la insistencia costarricense de asegurar que el público esté protegido ante los posibles daños económicos y ambientales.

 







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