Oliver Stone pierde el rumbo en pretenciosa "Savages"
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 03 octubre, 2012
CINE
Oliver Stone pierde el rumbo en pretenciosa “Savages”
Oliver Stone es uno de los cineastas más irregulares del cine contemporáneo, capaz de hacer lo mejor y lo peor. Y en su nueva película, “Savages”, se decanta por lo peor pese a contar como base con una novela de Don Winslow.
La mediocridad de los actores es probablemente la peor losa de una historia con la que Stone ha querido dar una lección de cine y no lo ha conseguido.
Aaron Taylor-Johnson, Taylor Kitsch y Blake Lively son el trío protagonista de la historia, pero ni ellos mismos se creen sus personajes.
La guapa Lively trata de despojarse de la carga de ser una de las protagonistas de una serie de culto entre los adolescentes, “Gossip Girl”, y para ello se mete de lleno en una historia compleja en la que da vida a una joven drogadicta y perdida en la vida en una relación triangular.
Igual de poco afortunadas son las interpretaciones de Taylor-Johnson como un cultivador de marihuana dedicado a las obras sociales al más puro estilo perroflauta, y de Taylor Kitsch, a quien en Hollywood se empeñan en dar grandes papeles para que siga demostrando su falta de talento.
Ni siquiera se libra Benicio del Toro, que pone todos los estereotipos posibles en su personaje de mano derecha de la cabecilla de un cartel de droga mexicana.
Tampoco Salma Hayek, como esa mandamás, ni John Travolta como un agente federal corrupto.
Entre la mezcla de historias, la pretensión con que Stone ha rodado la historia y esas malas actuaciones, el resultado es una película larguísima que pasada media hora deja de tener interés.
La voz en off termina por saturar una película en la que Oliver Stone tenía que haberse puesto límites.
Madrid / EFE
Oliver Stone pierde el rumbo en pretenciosa “Savages”
Oliver Stone es uno de los cineastas más irregulares del cine contemporáneo, capaz de hacer lo mejor y lo peor. Y en su nueva película, “Savages”, se decanta por lo peor pese a contar como base con una novela de Don Winslow.
La mediocridad de los actores es probablemente la peor losa de una historia con la que Stone ha querido dar una lección de cine y no lo ha conseguido.
Aaron Taylor-Johnson, Taylor Kitsch y Blake Lively son el trío protagonista de la historia, pero ni ellos mismos se creen sus personajes.
La guapa Lively trata de despojarse de la carga de ser una de las protagonistas de una serie de culto entre los adolescentes, “Gossip Girl”, y para ello se mete de lleno en una historia compleja en la que da vida a una joven drogadicta y perdida en la vida en una relación triangular.
Igual de poco afortunadas son las interpretaciones de Taylor-Johnson como un cultivador de marihuana dedicado a las obras sociales al más puro estilo perroflauta, y de Taylor Kitsch, a quien en Hollywood se empeñan en dar grandes papeles para que siga demostrando su falta de talento.
Ni siquiera se libra Benicio del Toro, que pone todos los estereotipos posibles en su personaje de mano derecha de la cabecilla de un cartel de droga mexicana.
Tampoco Salma Hayek, como esa mandamás, ni John Travolta como un agente federal corrupto.
Entre la mezcla de historias, la pretensión con que Stone ha rodado la historia y esas malas actuaciones, el resultado es una película larguísima que pasada media hora deja de tener interés.
La voz en off termina por saturar una película en la que Oliver Stone tenía que haberse puesto límites.
Madrid / EFE